PEDRO SANCHEZ Y LA REFORMA CONSTITUCIONAL.

Ha pasado la “semana del Rey” y casi nada ha cambiado. Esta vez Mariano no ha pillado al Rey por sorpresa, y este le ha hecho un encargo claro con Boletín de las Cortes por medio: vaya Ud. a la investidura y forme un Gobierno. Pero así como la cabra tira al monte, Mariano tira a la ambigüedad y la falta de compromiso. Nunca se sabe si sube, si baja o si parlotea en el descansillo.No es un hombre de esfuerzo. Lo consumió todo preparando las oposiciones a registrador. ¡Ahora descansa!.Es su condición natural y tiene atrapada a algo más de un tercio de la España que vota. Mientras no baje del 25%, pierdan los ciudadanos toda esperanza de que Mariano dimita. Este hombre sabe que la Justicia irá a buscarle en cuanto deje de ser Presidente. Está en la misma situación que estuvo Silvio Berlusconi. ¿Qué puede hacer Pedro Sánchez?.

Sánchez está en la posición de Mateo Renzi. ¿Y qué hizo Renzi?. Jugarse su futuro político a un órdago. En España ha pasadoel tiempo de los Gobiernos a la izquierda, al centro o a la derecha, y de las alianzas con Podemos, Ciudadanos o PP. Pablo Iglesias se equivocó después del 20-D, pero Sánchez también se equivocó esperando la abstención de Iglesias a su pacto con Ciudadanos. Si todos se equivocaron antes, ¿Qué toca hacer ahora?.En mi opinión, ahora toca centrarse en la reforma constitucional, algo que ya tocaba después del 20-D pero que ningún líder quiso ver ni proponer. Ese es el órdago de Sánchez a Rajoy: Reforma constitucional seguida de referéndum del pueblo español sobre la nueva Constitución y convocatoria de elecciones. Para esto basta un Gobierno de 1 a 2 años, y volveremos a votar pero en el otoño de 2017 o 2018, y no en el de 2016, que tanto asusta a todos.

El escenario parece claro, pero en los detalles está el diablo. ¿Qué reforma constitucional?,preguntará de inmediato Rajoy. Aquí es donde aparece el órdago. Sánchez asume el riesgo deelaborar el primer papel y ponerlo encima de la mesa. Tiene mimbres para ello. Conoce de primera mano lo que quiere Ciudadanos - lo pactó con ellos - y lo que necesita Iglesias. No sabe por donde se mueve el PP porque Mariano es una nebulosa, pero en cuanto saque a pasear el santo de la reforma constitucional, en el PP se dividirán entre los que quieren sumarse a la procesión y los que sólo quieren verla pasar. Mariano es de estos últimos, y si Sánchez se sienta a esperar la oferta de Mariano sobre la reforma constitucional, pueden darle las uvas. Pero no todos piensan igual en el PP. Los políticos de la nueva generación son conscientes de que necesitan la reforma constitucional. En política, dar el primer paso es siempre un riesgo, pero el que no se arriesga no pasa la mar, y Sánchez debe pasar la mar o morir políticamente. Si tiene madera de líder político, este órdago le reforzará.

Para hacer la reforma constitucional no es relevante estar en el Gobierno, porque el protagonismo pasa del Gobierno al Parlamento. Esto agradará a Ciudadanos, al PSOE e incluso a PODEMOS. Pero no gustará al PP, porque Mariano quiere hacer un “totum revolutum” de Gobierno y reforma constitucional. ¡Atención al “totum revolutum” de Mariano!. Es un experto en mezclascon tinta de calamar y es lo que mejor va con su condición natural. Lo intentará y Sánchez deberá rodearse de buenos argumentos y capacidad de convicción ante la ciudadanía. La habilidad de Mariano para escabullirse es infinita, pero si Sánchez teje una red de alianzas para la reforma constitucional con Iglesias y Ribera, Mariano tendrá muy difícil escabullirse y al PP no le beneficiará la imagen de “un líder escabullidor”.

La estrategia de negociación es muy importante para que Mariano no pueda escabullirse. Sugiero a Sánchez tejer primero un papel de reforma constitucional con CIUDADANOS y PODEMOS.Ese es el santo que debesacar a pasear. Sánchez pierde algo de protagonismo, pero ahora lo relevante no es el protagonismo de su partido, sino la voluntad de acordar. Y no es lo mismo acordar un programa de Gobierno que un programa de reforma constitucional. Es lo que no supieron o no quisieron ver PODEMOS y PSOE después del 20-D. PODEMOS prefirió un Gobierno a la izquierda a la reforma constitucional. El PSOE ni se lo planteó. No pienso que acordar una reforma constitucional sea fácil. Hay que ceder y la resultante no será del gusto de nadie. Es la condición de una buena negociación. Es tiempo de generosidad y flexibilidad. Incluso si Mariano no cumple con el encargo del Rey, este podría encomendarle a Sánchez un Gobierno para la reforma constitucional.

Hay un buen puñado de elementos comunes en el que todos están de acuerdo:

1. Que las hijas del Rey deben tener el mismo derecho sucesorio que los hijos.

2. Que el Senado está medio muerto y hay que revitalizarlo.

3. Que primero son las personas y luego la economía, el déficit y la austeridad.

4. Que los ciudadanos tienen en el siglo XXI derechos universales básicos (educación, sanidad, pensión, etc.) que necesitan protección de los poderes públicos al igual que la necesitaron en el siglo XIX los derechos de opinión, asociación y reunión.

5. Que el voto de un ciudadano vale lo mismo que el de otro con independencia del territorio en el que viva, de los estudios que tenga o del género al que pertenezca.

6. Que la posibilidad de bloqueo constitucional de la investidura cuando no hay mayorías absolutas debe ser eliminado.

A pesar de estas coincidencias, no es seguro el éxito de la iniciativa que propongo. Podría fracasar si algunos actores políticos son inflexibles ya que hay otros aspectos constitucionales difíciles de acordar como la residencia de la soberanía popular, el modelo económico o la penalización de la corrupción. Nadie ha dicho que abordar la reforma constitucional sea una tarea fácil. Pero si Mariano y el PP hacen descarrilar la reforma, y hay que volver a las urnas por tercera vez en menos de un año,confío que los ciudadanos tengan claro de quien es la responsabilidad. Y en materiade responsabilidades, un acuerdo constitucional de Sánchez, Ribera e Iglesias al que se opusiera Rajoy tendría mucho que decir. Por supuesto que en ese acuerdo a tres, Iglesias sería el que aportaría un mayor sacrificio. Justo lo que no quiso hacer después del 20-D.

Y para terminar hablemos del Gobierno. Para una reforma constitucional, en mi opinión lo ideal es un Gobierno a cuatro, pero también puede funcionar un Gobierno a uno, con tres vigilando desde el Parlamento, o incluso podría valer un Gobierno técnico de un estadista neutral con cuatro vigilando desde el Parlamento. En cuestión de Gobierno, las alternativas son varias si los líderes políticos tienen generosidad y voluntad de consenso constitucional.

José Ángel Suárez González.

1 de agosto de 2016