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Mucho azúcar y una pizca de sal

Mucho azúcar y una pizca de sal (50)

Sábado 19 de Enero de 2019 19:04

Un nuevo espacio gastronómico

por Ana Martínez Arce

Llevaba mucho tiempo sin actualizar este blog porque he estado trabajando con mi hermana en este proyecto:

 

Calle Marques de Monasterio 6, 28004 Madrid

Tel 918708593

@hermanasarce

L-V 9:00 - 18:00

S 10:00 – 19:00

 

 

Damos desayunos comidas y meriendas y todo lo que ofrecemos (incluido el pan) está preparado por nosotras.

 

 

 

Tengo el blog completamente abandonado y ¡¡esto no puede ser!!. Parece que cuando te metes en una rutina es difícil salir: hay rachas que estás venga a hacer recetas nuevas, venga a meter entradas nuevas, con lo cual desayunas, comes, meriendas y cenas algo de cosecha propia. Llega el verano y la cosa cambia: dejas de hacer cosas, te da más pereza estar en casa cuando puedes hacer planes, te vas los fines de semana...y un mes después te fijas y no has metido ninguna receta nueva...


 

 

 

Si por alguna casualidad cocinas algo, o no le haces fotos, o te da pereza sentarte en el cuarto pequeño en el que está el ordenador, cuya temperatura media suele rondar los 45º… Que digo yo, ¿somos tontos o somos tontos? ¿Dónde metemos el ordenador? Pues en el cuarto más pequeño con menos ventilación de la casa, a pesar de que los ordenadores ¡calientan más que un radiador!

Hoy como me toca lavarme el pelo (lo digo como si lo hiciese una vez al mes) he decidido sudar todo lo que haya que sudar antes de la ducha y enfrentarme al temido combo (horno+ordenador).

La razón de enfrentarme a este combo son unas tartaletas de mi libro-musa. Están dentro del capítulo de la harina de maíz, que es de las más fáciles de encontrar. Desde que me compré el libro, voy como loca por los pasillos de los supermercados buscando harinas y con la de maíz hubo suerte. La receta pide cornmeal, que debe ser harina gruesa de maíz, pero como no tenía,  he utilizado harina de maíz para todo. Aunque la autora dice que es normal que la masa se desmenuce fácilmente, yo eché un poco más de nata y de mantequilla porque aquello parecía arenilla y no me acababa de convencer. Otro de los cambios que he tenido que hacer respecto a la receta original es el relleno. El original es una mermelada de ruibarbo con hibiscus, que en castellano debe ser hibisco o algo así. Como con este calor una no está como para florituras y peregrinajes en busca del ingrediente perdido, he optado por algo más sencillito. Las frambuesas estaban tiradas de precio y tenía una lima por ahí rodando, así que el relleno son dos tarrinas de frambuesas con el zumo y la corteza rayada de la lima y azúcar al gusto del consumidor.

Un día después: las he probado y ¡me ha encantado! La masa está que se deshace, las frambuesas siguen jugositas y la lima le da un toque especial...

Rustic Raspberry and Lime Tarts

La masa

Ingredientes: 116gr harina de maíz, 116gr harina corriente, 58gr cornmeal, 50gr azúcar, 1/2 cucharadita de sal, 58gr mantequilla, 1 yema de huevo, 50gr nata.

El relleno

Ingredientes: 2 tarrinas de frambuesas, l lima, azúcar al gusto.

Preparación

1. Tamizar los ingredientes secos sobre un bol.

2. Añadir la mantequilla en trozos y mezclar hasta que quede como arena. Añadir la nata y la yema de huevo y mezclar hasta que quede incorporado. Aquí es donde he echado algo más de mantequilla y nata hasta que tenía la consistencia que me gustaba.

3. Coger bolas de masa y aplanarlas con la mano hasta conseguir círculos de masa finos.

4. Mezclar las frambuesas con el azúcar, el zumo de lima y la corteza de la lima rayada.

5. Colocar las frambuesas en el centro de cada círculo de masa, espolvorear con un poco de azúcar y cerrar los círculos intentando meter y sacar los bordes alternativamente al cerrar las tartaletas. La masa se rompe a veces, pero no pasa nada.

6. Guardar en la nevera durante al menos una hora.

7. Pasado ese tiempo hornear en horno precalentado a 180ºC hasta que la masa quede dorada.

 

Para no ser médico mi madre me diagnosticó bien pronto el síndrome de la unidireccionalidad. También tengo el de la procrastinación y alguno más, pero hoy el que nos ocupa es el primero. Probablemente por no ser médico en lugar de plantearlo así, su forma de plantearlo siempre ha sido: "hija mía, cuando te da por una cosa, te da y del resto de cosas pasas". Pues sí, mamá, la niña te salió unidireccional. Por eso cuando vi que cierta bloguera hablaba maravillas de un cierto libro, que otra más se subía al carro de la adoración y que no eran las únicas, decidí enterarme de qué tenía este libro que a todas volvía locas. ¿Y qué mejor forma de enterarme que recurrir a mi querido Amazon UK y la tarjeta de crédito? Que conste que, incluyendo este, solo me he comprado 6 libros de cocina, así que se puede decir que me lo pienso. Si no me lo pensase y comprase todos los que me llaman un poquito la atención no habría casa dónde meterlos...

 

 

 

De hecho el sentido de culpabilidad me ha llevado a comprarme algunos de segunda mano. Lo probé con novelas por 1 penique y 2 y pico libras de gastos de envío y tan encantada estaba, que probé con uno de cocina. El problema es que no es lo mismo una novela que un libro de cocina. Por eso el día que abrí uno todo emocionada (comparados conmigo cuando recibo un paquete de Amazonlos niños el 25 de diciembre parece que están con antidepresivos) y tuve que tirarme dos horas despegando páginas pegadas, la alegría se convirtió en...otra cosa.

Volviendo al libro: ¿qué necesita cualquiera que quiera hacer galletas, bizcochos, etc casi todos los días del año? (aparte de un psiquiatra).Una colección de recetas "sanas", pero con chicha. Con chicha me refiero a que estén buenas, que no estén muy vistas y que tengan sabores distintos a los que estamos acostumbrados. Y cuando digo sanas, no me refiero a que no engorden porque eso es imposible, sino a que utilicen ingredientes que nos van mejor porque tienen más proteínas o se digieran mejor, o algo que haga que conservemos el placer de comer una magdalena, eliminando el dichoso sentido de culpabilidad.

Eso es lo que es este libro. Además es uno de esos que, más que una colección de recetas, parece que transmite una filosofía, una nueva forma de hacer las cosas. Está dividido en varios capítulos, cada uno corresponde a una harina distinta y en cada capítulo hay recetas de pancakes, galletas, bizcochos, etc. Como dicen en la reseña del libro y en las distintas recomendaciones: no es un "libro sano" de estos que tienen recetas sin gracia y sin sabor. Son recetas desarrolladas por una antigua "pastry chef" que cuenta cómo ella misma se ha ido dando cuenta de que utilizar estos ingredientes menos comunes puede hacer que un muffin tenga un sabor más interesante que uno hecho a base de harina corriente simplemente, además de ser más sano.

 

 

 

 

Solo os digo que me llegó el lunes por la noche y ayer ya hice este bizcocho de aceite de oliva, romero y chocolate. El lunes solo me dio tiempo a hacer el ritual de cada libro nuevo que me llega: me abstraigo del mundo y primero paso las hojas viendo todas las fotos. En ese momento ya surgen los primeros enamoramientos. Luego lo leo de cabo a rabo: desde el prólogo, las reseñas,  hasta las listas de ingredientes de cada receta. Por eso cuando iba ayer medio dormida en la ruta volviendo de trabajar, ya iba pensando en el bizcocho que quería hacer: uno de aceite de oliva y romero. El problema es que no tenía la harina de espelta que pide la receta, pero por no esperar, la sustituí por harina integral. Sí, llevo media hora que si harina no convencional por aquí, harina especial por allá, que si qué maravilla y voy y ¡no hago la receta tal cual aparece!. Pero a ver quién tiene todos estos ingredientes en casa, "por si acaso"... Así que los deberes para hoy o mañana son hacer la peregrinación pertinente con la lista de las harinas para ver dónde las encuentro, no sin antes echar mano del "wordreference", porque si sabiendo el nombre en español me va a costar encontrarlas, como vaya con los nombres en inglés...Ya os diré qué tal la búsqueda y volveré a hacer el bizcocho, esta vez con la harina de espelta.

Este bizcocho no es para todo el mundo: es un bizcocho especial porque sabe de verdad a aceite de oliva y a romero. Como además se le añade sal a la masa, tiene ese punto salado cada vez que te encuentras con un cristalito de sal. A mí personalmente, a pesar de la harina y de usar romero seco en lugar de fresco, me ha gustado mucho, así que imagino que haciéndolo en condiciones debe ser una pasada. Además es bizcocho de desayuno: no es denso, pero es consistente, así que espero que lo probéis. Y si la búsqueda de la harina resulta compleja, que sepáis que con harina integral está buenísimo. Por cierto, además ¡es facilísimo de hacer!

 

 

PD. Esta es una página web que he creado con mi hermana: www.hermanasarce.com

 

Martes 13 de Diciembre de 2016 18:44

Un descubrimiento

por Ana Martínez Arce

La receta de hoy es una adaptación de esta receta que vi en el blog 101 cookbooks el otro día. Más que una adaptación es un plato hecho por libre a partir de esa inspiración, y estoy encantada con él. Quería hacer algo fácil que pudiese hacerse de un día para otro. Así al llegar a casa, con encender el horno y meter la bandeja preparada, en 20 minutos tenemos la comida. Sí, hay que encender el horno, pero una no puede dejar al amor de su vida solo porque las cosas se pongan un poco feas y empiece a hacer 40 grados. Además nadie te obliga a estar pegada al horno absorbiendo el calor: él hace lo suyo y tú mientras te puedes tumbar tranquilamente a leer un rato o a ver la tele.

Llevo tiempo queriendo hacer más recetas saladas, pero entre lo que me cuesta hacer la foto sin meter mano al plato y que lo poco que hago, lo hago a ojo y ni peso ni mido ni nada, al final siempre acabo poniendo menos de las que me gustaría. Además las pocas que pongo me parecen un poco chapuza.

Las recetas son en plan: echa un puñado o una pizca de … y yo soy de las primeras que se burla cuando leo una receta y veo "un puñado" porque es algo un poco relativo, vamos que si se pone LeBron James a hacer la misma receta que una amiga mía japonesa que tiene las manos más pequeñitas que he visto en mi vida, no creo que les vaya a salir igual... Pero al final muchas cosas son a gusto del consumidor, así que poner 2 gr de sal también me parece un poco ridículo...

También tengo que mejorar las fotos, porque con lo ansiosa que soy me cuesta la vida no comer mientras hago la foto. Para que os hagáis una idea yo soy de las que saca la jarra de agua, los platos y los cubiertos cuando el repartidor de comida a domicilio llama al portal y hasta me siento a la mesa, para que cuando llegue ya esté todo preparado. Solo me falta estar atenta a la mirilla y abrir antes de que llame a la puerta. Eso prometo que TODAVÍA no lo hago... A pesar de lo chapucero de las recetas y las fotos os aseguro que esto está de muerte y lo puede hacer hasta alguien que no haya pisado nunca una cocina. Yo lo voy a repetir seguro, así que espero que lo probéis, también a vuestra manera. Y si encontráis caracolas tan chulas como las de mi "plato musa", que me lo digáis porque las mías parecen la hermana fea (pero más simpática).

Conchas rellenas de ricotta, albahaca y parmesano con salsa de tomate, ajo y guindilla

Para 4 personas:

250gr caracolas

Un bote de tomate pelado (de los grandes: 780gr)

Unos 4 dientes de ajo

Una tarrina de ricotta - creo que eran 250gr

Algunas hojas de albahaca

Parmesano recién rallado

Una guindilla

Sal

Azúcar

Pimienta

Aceite de oliva

Para la salsa de tomate

1. En una cazuela poner un chorrito de aceite y rehogar los dientes de ajo a fuego lento. Yo los corté en trozos grandes para quitarlos luego, pero también se pueden echar en trozos pequeños.

2. Cuando los ajos tengan algo de color, añadir el tomate de la lata, salpimentar, añadir guindilla al gusto y algo de azúcar para contrarrestar la acidez del tomate. Cocinar a fuego medio-alto aplastando los tomates con un tenedor.

3. Reducir hasta conseguir la consistencia deseada (esto también me parece cuestión de gustos).

Para el relleno

1. Mezclar la ricotta con las hojas cortadas de albahaca, pimienta, sal y parmesano. Para la cantidad de parmesano yo creo que lo mejor es ir probando. Os puedo decir un puñado y que cada cual use el puñado que necesite para llegar a la mezcla perfecta.

Montaje

1. Cocer la pasta en agua con sal algo menos de lo que indique el paquete para que quede al dente. Escurrir, habiendo pasado antes por agua fría para poder rellenarlas antes de que se queden duras.

2. Rellenar las conchas con el relleno.

3. En la bandeja en la que se vayan a hornear, poner la mitad de la salsa de tomate, colocar las caracolas rellenas y el resto de la salsa de tomate por encima.

4. Introducir en horno precalentado a 180ºC, habiendo cubierto la bandeja con papel Albal. Descubrir pasados 15 minutos y dejar hornear otros 15 minutos.

5. Sacar del horno y añadir parmesano rallado.

PD. Esta es una página web que he creado con mi hermana: www.hermanasarce.com

Viernes 23 de Septiembre de 2016 07:46

Cuando la vida te da limones ….haz Limonada

por Ana Martínez Arce

El otro día descubrí este blog y me tiré una hora o así viéndolo y desde entonces siempre estoy metiéndome a ver qué hay nuevo. Lo que más me gusta son los carteles que encuentran (no sé dónde) y que parece que tienen guardados en la recámara para sacarlos a relucir cuando le van al tema de la entrada. Él que sigue me hizo mucha gracia y tienen otro de Milkshake que también he guardado, así que ya tengo excusa para hacer batido algún día.

Como tenía limones he hecho unas barras de limón super fáciles que hice para mi madre hace unos meses para una merendola que tuvo con unas amigas suyas y que fueron un éxito. Me tocó llevárselas, junto con unas galletas de chocolate y unas galletas linzer a la salida del Retiro a todo correr porque, para variar, había esperado al último minuto para hacerlo todo, pero fue llegar allí y verme con la bolsa con los dulces y todas las señoras se pusieron como locas.

 

 

Parecía que no se creían que una chica de mi edad pudiese querer encerrarse voluntariamente toda la mañana en la cocina para hacer galletas y demás. ¡Qué equivocadas están! Debo ser un bicho raro, porque ando buscando excusas para hacer cosas para el prójimo y no comérmelas todas yo. Entre eso y que para mi edad tengo mi "lado marujo" muy desarrollado, acabaron todas encantadas. Tener tu "lado marujo" muy desarrollado significa que te paras a hablar con el portero, el carnicero, la señora del piso de encima, que no te importa ir a la compra y que te gusta dar de comer al personal. La verdad es que a este paso voy a coger complejo de cebador de cerdos... de hecho el año pasado éramos 3 en un despachito y me dedicaba a llevar el desayuno un día sí y otro también. Uno de ellos se metía conmigo y me decía que cuando tuviera niños les iba a chantajear: niño ¡como no te tomes la tarta de chocolate, no te dejo probar las lentejas!

Volviendo al tema de las barras de limón, están buenísimas: la base es una galleta "shortbread" de estas que se derriten en la boca y el relleno es, aunque distinto, parecido al de la tarta merengada de limón en el sentido de que, aunque dulce, sigue teniendo la acidez necesaria del limón y encima queda cremosos y mmm buenísimo. Así que no tenéis excusa para no probarlo: fácil, buenísimo y como la gente parece que no está acostumbrada a los postres de limón, ¡todo el mundo se queda encantado!

Barras de Limón

Base "Shortbread"

113gr mantequilla a temperatura ambiente

25gr azúcar glas

130gr harina

1/8 cucharadita de sal

Relleno de Limón

200gr azúcar

2 huevos grandes

80ml zumo de limón

5gr corteza de limón rallada

25gr harina

azúcar glas para espolvorear por encima

1. Precalentar el horno a 177ºC. Engrasar un molde cuadrado de  20x20cm.

2. Para la base: batir la mantequilla y el azúcar hasta que quede esponjoso. Añadir la harina y la sal y batir hasta que adquiera consistencia de masa.

3. Colocar la masa en el fondo del molde y hornear durante 20 minutos, o hasta que esté ligeramente tostada.

4. Para el relleno: Batir el azúcar y los huevos hasta que quede una mezcla suave. Añadir el zumo y la corteza de limón y mezclar hasta que quede todo combinado. Incorporar la harina y mezclar. Verter el relleno sobre la base cocida y hornear durante 20 minutos, o hasta que el relleno quede cuajado. Retirar del horno y dejar enfriar.

Para servir: cortar en rectángulos y espolvorear azúcar glás por encima. Están mejor el mismo día en el que se hacen, pero cubiertos aguantan en la nevera uno o dos días.

 

Miércoles 23 de Marzo de 2016 12:29

Bizcocho de chocolate y café

por Ana Martínez Arce

 

¿Cuál es mi mejor bizcocho? Me gustan tantos...y a cada época del año le pega uno diferente,  así que elegir el mejor de ellos sería como elegir tu canción favorita o tu película favorita: ¿cómo voy a comparar Orgullo y Prejuicio con el Señor de los Anillos? Lo que yo os diga, un estrés...

Así que no sé si éste es mi mejor bizcocho pero sí que me ha gustado mucho y que llevaba tiempo queriendo incorporar el café a algún postre porque me encanta.

Por ir con prisas, después de hacer la foto de la tarta en el pedestal encima de la parte de la almohada de mi cama, me apoyo en ella para hacer otra foto y plas!! se me cae todo, manchando sábanas y demás y quedando la tarta en un estado no del todo fotografiable.....arggggg. He cortado un trozo y lo he colocado como he podido y por lo menos he podido sacar dos fotos más, pero a estas horas me NIEGO a cambiar las sábanas además de recoger la cocina, así que ¡hoy duermo con azúcar, mantequilla y lo que haga falta! Argggg

 


La base de la receta del bizcocho es la que os pongo más abajo (hoy no estaba el horno para mucha floritura...) y le añadí unos buenos trozos de chocolate y una “buttercream” de café entre bizcochos y por encima.

La “buttercream” consiste en ablandar 150gr de mantequilla y mezclarla con 125-150gr de azúcar glas (a gusto del consumidor) y unas cucharadas de café. Para que quedase más intenso yo añadí café soluble a café recién hecho.

Ahora a recoger el lio que he montado.... ah, se me ha olvidado decir que lo que he usado de mantel era un vestido recién planchado,  tercer arggggg de la tarde....

Receta

225gr harina, 225gr azúcar, 225gr mantequilla a temperatura ambiente, 2 cucharaditas de levadura en polvo, 1 cucharadita de extracto de vainilla, 4 huevos, 2-4 cucharadas de leche entera.

1. Precalentar el horno a 180ºC y engrasar dos moldes de 21cm de diámetro.

2. Echar todos los ingredientes, excepto la leche en el "food processor" y mezclar. Añadir la leche y volver a mezclar.

3. Dividir la masa entre los dos moldes y cocer durante unos 25 minutos, hasta que un palillo que insertemos

 

PD. Esta es una página web que he creado con mi hermana: www.hermanasarce.com

Sábado 09 de Enero de 2016 18:28

Tarta de Ruibarbo y Merengue

por Ana Martínez Arce

Como imagino que le pasa a todo el mundo, era una adicta de los blogs de cocina y de repostería antes de empezar este. Me podía tirar horas y horas porque un blog me llevaba a otro y los apuntaba en un papel para volver a encontrarlos. Así descubres palabras e ingredientes de los que antes no habías oído hablar y que la gente de tu alrededor, menos friki que yo, sigue sin saber que existen y tan felices. El caso más claro es el del ruibarbo. Era llegar los meses del tránsito entre la primavera y el verano y no hacía más que ver el ruibarbo en todos los blogs, sobre todo los extranjeros. Entre que no lo conocía, que otra cosa no pero curiosa soy un rato, que es de color rosa y yo siento una extraña adicción por todas las frutas rojas/rosas y que es de lo más "british" que hay en el mundo de las frutas, el año pasado inicié "la cruzada en búsqueda del ruibarbo". No solo lo preguntaba yo en todas las fruterías por las que pasaba, sino que también lo hacían mi hermana y mi madre y puede que incluso hasta mi padre lo hiciese. Con resultados diversos: desde el simple y llano: no, hasta el: señorita, creo que se confunde: el ruibarbo es un pescado. ¿¿¿Qué???

 

 

 

Meses después de iniciar la cruzada encontré el tesoro en un lugar de lo más obvio: la frutería gourmet que hay al principio de Ortega y Gasset. Cuando vi las vainas rosas verdáceas en el escaparate ¡¡casi se me para el corazón!! Me acerqué para asegurarme de que no era una verdura que se le parececuyo nombre no recuerdo y, efectivamente, era ruibarbo, pero ¡¡a 8/10 euros el kilo!! El precio es una pasada, pero teniendo en cuenta lo que me había costado encontrarlo, me daba igual: yo no iba a salir de allí sin mis ramilletes rosas. Había marcado ya una receta de Nigella - adicta al ruibarbo - que pedía 800gr de ruibarbo, pero entre lo caro que era y que esto era un experimento, cogí dos o tres vainas y ya haría en casa mis cálculos y mis malabares con moldes y demás ingredientes...

Como me gustó mucho y me pareció un sabor super original, el otro día decidí volver a hacer la excursión y volver a pagar la sablada(esta vez fueron 10 euros) para poder enseñaros algo de ruibarbo y unirme a la fiebre por esta fruta (que, casualmente este año he visto menos...debe ser Murphy haciendo de las suyas).

 

 

 

La receta que he elegido es de Nigellaporque si se usa ruibarbo, hay que recurrir a la reina de los dulces ingleses y está claro que esa es Nigella. Esta receta es de las más "laboriosas" que tiene: no es nada difícil, pero tampoco es meterlo todo en el vaso del minipimer, batir y listo. Es una especie de tarta de limón con merengue, pero en lugar de una crema de limón lleva un relleno con ruibarbo y la masa base es un "shortcrustpastry" con zumo de naranja.

El resultado es un lujo. A mí me encantan las tartas de limón, pero esta tiene un sabor especial. Como paleta ignorante que no lo había probado me esperaba que el ruibarbo tuviese un sabor parecido a una fruta del bosque: fresa, frambuesa... ¡pero no! Tiene un sabor cítrico especial que solo sabe a ruibarbo. Por eso digo que la tarta se parece a las típicas de limón, pero el sabor final que se te queda es algo distinto, debido al sabor del ruibarbo. Lo que sé es que recomiendo a todo el mundo que, como una vez al año no hace daño, haga la peregrinación a la frutería que lo tenga y pruebe un ingrediente nuevo con esta receta, o con otra que se os ocurra. Ésta es la que yo he probado y os aseguro que es un éxito.

Esta vez los malabares que hice para adecuar la receta a mis dos míseros tallos de ruibarbo consistieron en volver a hacer el truco del papel de hornear mojado, sobre el que extendí la masa base para no manchar la encimera (esos trucos siempre tienen éxito) y que coloqué dentro de un molde de cake. Las cantidades de la receta son para un molde redondo de 21cm de diámetro. Por cierto, esta vez limpié el ruibarbo quitándole las fibras más secas de fuera (el año pasado como era una novata no hice ni eso), pero todavía no estoy muy segura si lo he hecho bien... Y de verdad, aunque la receta tenga varios pasos, es facilita, facilita.

 

 

 

Jueves 10 de Diciembre de 2015 15:58

¡Otro bizcocho de plátano!

por Ana Martínez Arce

Ya está Murphy haciendo de las suyas... Desde que tengo el libro "Good to the grain", me paso el día con ganas de hacer todas las recetas pero entre que todas son con harinas llamémoslas no convencionales (en castellano: de las que no hay gitano que las encuentre) y entre que hay una cantidad increíble de recetas de gofres y la menda sigue sin tener la gofrera de 8 euros del LIDL, me quedo siempre babeando. Habré leído, releído, visto y revisto el libro de cabo a rabo unas 10 veces por lo menos.

La semana pasada decidí tomar las riendas de mi vida y entré en el herbolario dispuesta a gastarme el sueldo en esas dichosas harinas. Lo que no sabía es que hace falta un master para encontrarlo todo. Para empezar llego al estante de las harinas pensando en las del libro que, obviamente están en inglés: buckwheat flour, rye flour, amaranth flour, quinoa flour. Y yo pensando: vale, quinoa en inglés es igual que en español, pero del resto ¡no tengo ni la menor idea! El cielo se iluminó cuando descubrí un estante con unas bolsas en las que venían los nombres en los dos idiomas. Entonces respiré tranquila porque he llegado a la conclusión de que los nombres los hacen a mala idea: buckwheat es de sarraceno...¿en qué momento? Con lo fácil que es que spelt sea espelta....

En fin, superado el trago de las harinas (metí 4 paquetes en la cestita), me dirigí a la zona de las mieles, los azúcares y demás en busca del dichoso "muscovado sugar" porque tengo fichado un bizcocho del libro que lo lleva y que tiene una pinta que te mueres. De mi cultura gastronómica (los vídeos de youtube de Nigella) sabía que este azúcar era más oscuro que el azúcar moreno normal y más pegajoso, con lo cual en cuanto vi una bolsa con algo que se le parecía, me fui directa a ella.

Aun así para aclararme, pregunté a la chica del herbolario.Ésta, al revés que el chino del otro día, parecía que cobraba por no vender porque no me decía ni a tiros que era la que yo buscaba. Venga mujer, que con el tiempo que llevo buscándolo y las ganas que tengo de comprarlo ¡solo necesito un empujoncito! Vamos, que al final estaba yo convenciéndola a ella de que era lo que buscaba: que si, hombre, que me han dicho que es un azúcar más oscuro y pegajoso que el normal, y la otra venga que no. Me dio igual, me fui a la caja todo orgullosa, me dejé medio sueldo y me volví para casapensando que no había harina que me faltara en la despensa...

Hasta que me pongo a leer la receta del dichoso bizcocho de azúcar muscovado y veo que ¡lleva una harina que no había comprado! arggggg No pasa nada, tengo plátanos semi podridos en el congelador y unas nueces bien buenas que nos trajeron del pueblo la semana pasada, así que hago el de plátano y nueces y tan contenta. ¡Pues no! Tan contenta no, porque éste lleva harina de quinoa...y ahora se me viene a la mente el momento en el herbolario en el que pensé que esa no la cogía porque tenía una bolsita de quinoa de otro experimento anterior. Entonces se me ocurre pulverizar el cereal en el molinillo del café para conseguir harina, porque ¿no es eso lo que hacen los molinos? Pero cuando he probado con un poco y queda con una consistencia buena, me acuerdo de una receta en la que leí que la quinoa había que lavarla para quitar un recubrimiento, que ya no me acuerdo si sabía mal, o si era malo, antes de cocinarla. Vamos que esto del bizcocho empezaba a no ser "una actividad relajante", con lo cual para evitar sorpresas en el sabor final, decidí echar harina de avena y salío buenísimo, pero por favor, que alguien me aclare si puedo moler quinoa o no porque a este paso no hago NUNCA una receta del libro tal cual aparece...

Otro cambio respecto a la receta fueron las nueces. ¿484 gramos de nueces? Si las tienes peladas, puede que sí, pero yo me tiré más tiempo en pelar unos 250gr que en hacer el resto del bizcocho, además de agotar las existencias de las nueces del pueblo y del supermercado que tenía en casa. También le puse un poco de azúcar glas mezclado con leche por encima una vez estaba frio. El bizcocho realmente no lo necesita porque con los plátanos está dulce y tiene una miga que no se queda nada seca, pero me encantan las nueces con la cobertura dulce.

Cualquiera dirá que no se fía de que de mi bizcocho sepa como el original y tendrá razón. Lo que sé es que este está bien bueno y el original estoy segura de que también. Y por favor, si alguien entiende de estas cosas, que me ilumine que si no me veo haciendo apaños hasta mi próximo viaje al herbolario... Esto más que un blog de cocina parece un blog de cómo no cocinar....jajajajaja

Jueves 03 de Diciembre de 2015 23:05

Rugelach y la reina del "minipimer"

por Ana Martínez Arce

 

El martes pasado tuve mi última clase de francés de la temporada y quería llevar algo para picar al final de clase. En un principio pretendía hacer “macarons” ¿qué hay más francés que eso? Pero entre que no siempreme salen bien, que no tenía mucho tiempo y que llovía (se supone que los “macarons” no salen bien con humedad, son peores que una niña pija mal criada) al final me decanté por los “rugelach” que aparecen en "Feast" de mi querida Nigella. Son facilísimos de hacer (por lo menos la versión de Nigella) y, sobre todo si son recientes, están que te puedes morir. Para que lo estuviesen hice la masa el día antes y después de comer y antes de ir a clase estiré la masa, puse el relleno, lo corté, los horneé y hasta les dio tiempo a templarse. Para que os hagáis una idea del poco tiempo que lleva: llego a casa a las 15.30, me hago la comida, recojo la cocina y para las 17:30 ya estoy saliendo por la puerta, “rugelach” en mano.

 

 

Hace tiempo, cuando de eso tenía más, me gustaba hacer recetas de Pierre Hermé (de las de 5 componentes, con ingredientes raros y demás) pero el problema es que te pegas la paliza del siglo y unas veces sale bien y otras no tan bien, aunque casi nunca tan bien como en la foto...  Ahora lo sigo haciendo cuando puedo, pero para un día en medio de la semana recurro a Nigella, "la reina del minipimer" y sé que enseguida tengo algo que, no solo está buenísimo, sino que sale como en la foto. No sé si esta mujer ha hecho un curso de cómo hacer todo dulce imaginable en su querido "food processor", pero hay un montón de recetas suyas que consisten en mezclar todos los ingredientes en el susodicho, apretar el botón y listo. Con lo cual a) no tardas nada y b) NO MANCHAS NADA. Por eso, y por su impecable acento “british” soy una adicta a Nigella. De hecho ya me gustaría estar así de divina a los 50, si es que es verdad que come todo lo que dice que come...

 

 

Los “rugelach” de hoy se los recomiendo a todo el mundo, pero sobre todo al que, por miedo/pereza o lo que sea, nunca haya hecho bollos en casa. Si los bizcochos son fáciles y con eso te atreves, como pruebes estos bollos, los “Chelsea Buns”y alguno más, no hay vuelta atrás: no hay nada como un bollo todavía con el calor del horno, los trozos de chocolate medio derretidos y el glaseado dulce que le echas justo cuando los sacas del horno...hmm me entra hambre solo de escribirlo. El problema es que los bollos que son hojaldrados son fáciles de hacer, pero requieren tiempos de levado y hay mucha gente a la que eso le echa para atrás, pero estos no tienen ni eso: con reposarlos 20 minutos en la bandeja del horno antes de hornearlos, la levadura ya hace de las suyas. La masa es bastante atípica porque lleva algo de queso “philadelphia” y nata pero el resultado es bueníiiisimo. El relleno es el que especifica la receta, pero se puede sustituir por pasas, nueces, se puede añadir canela, lo que se os ocurra. El paso que yo no me saltaría NUNCA es el glaseado de azúcar del final.

 

 

PD. Esta es una página web que he creado con mi hermana: www.hermanasarce.com

 

 

Siempre me han hecho gracia las recetas de productos que se comercializan y que compras en cualquier supermercado. De hecho, cuanto más conocida sea la marca, mejor. Obviamente pierdes mucho más tiempo que comprándolos en el supermercado y a veces incluso salen más caros. A pesar de ello me interesa recrear clásicos de los inventos golosos más viciosos que hay. Por eso tengo pendiente hacer AfterEights, Oreos, Donuts, Pims y un largo etcétera. Encima estoy convencida de que la mayoría de estas cosas llevan aditivos que las hacen adictivas y que hacen que sepan a "bollería industrial" en el buen sentido. La gracia en estos casos es que siempre tienes algo con lo que comparar lo que has hecho. Hoy toca la versión "sana" de todas estas galletas/chocolatinas, etc: las granola, que son las Digestive de toda la vida con una capa de chocolate por encima.

 

 

Digo sana porque en cuanto echo azúcar moreno, en lugar de azúcar normal, harina integral y copos de avena, ya me olvido del chorretón de chocolate de encima y me siento super sana. De hecho a las hermanas sosas de estas galletas (sin el chocolate) ¿no las llaman Digestives?  Pues ya está: son buenas para todo y encima con el chocolate están buenísimas, tienen más gracia que las de toda la vida y son más adictivas. Por cierto, la receta la encontré en este blog.


Puesta a hacerlas hice la mitad con chocolate con leche y la mitad con chocolate blanco y la verdad es que yo no me puedo decidir: me han encantado las dos y además la receta es de las fáciles fáciles, así que a sacar de la cocina el corta pastas/ vaso/ aro o cualquier objeto redondo cortante , y ¡a ponerse con ellas!. Lo más importante es no escatimar con el chocolate de encima.

 

 

 

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