Narrar sin palabras: Emigrantes, de Shaun Tan.
Hace unos año hice en Bruselas un hallazgo.
Desde una estantería baja de la librería Tropismes (Galerie du Roi, 4) llamó mi atención la portada de una novela gráfica en la que se veía a un hombre con sombrero saludando a una criatura, extraña, un híbrido entre una gárgola y una tierna alimaña, blanco Apple, recién salida de un cómic Manga japonés. Cogí el libro, lo hojeé y su contenido me atrapó. Epifanía: acababa de descubrir un libro-joya que, como todas las alhajas, evocaba sin necesidad de palabras.
Se trataba de “Emigrantes”, del australiano Shaun Tan (1974): literatura que hace revelaciones sólo a través de la imagen, del trazo, de la atmósfera. Una novela sin palabaras digna de no ser olvidada.
Las únicas palabras de este libro joya son las contenidas en su título que, en inglés (lengua del título original) es “The arrival” (La llegada), en francés “Là où vont nos pères” (A donde van nuestros padres) y en español “Emigrantes” (Abril 2007. Ed. Barbara Fiore). Curioso me parece el afán de las editoriales por modificar el título original de una obra literaria para que éste se convierta en una etiqueta que le sirva al consumidor final para saber qué esta comprando….
Lo cierto es que, las palabras, el título de la obra, en este caso, son accesorias. El peso de la narración lo llevan las, a la vez, preciosas, inquietantes, históricas y futuristas imágenes que Shaun Tan nos ofrece.
Se trata de una sucesión de estampas que construyen una historia sencilla, pero de consecuencias imprevisivles: un hombre emigra. Con un sombrero y una maleta con reminiscencias de los años 1910-1920, un hombre solo se embarca en un viaje de nubes entrevistas desde una escotilla para llegar no a otro país, sino a otro mundo, pues esa es la impresión que le invade a su llegada.
Shaun Tan, armado con maestría, papel de dibujo y lápices de grafito se sumergió durante cuatro años en el proceso creativo de todo un universo, que mezcla imágenes del pasado con invenciones oníricas, sobre la emigración. Es un álbum repleto de ensoñaciones con raíz, un inventario de las vivencias sufridas y disfrutadas por las personas que alguna vez se han visto obligadas a abandonar su mundo, su familia, su lengua, sus objetos, sus referentes identitarios más íntimos para buscar algo mejor en otro lugar, a veces, incomprensible.
Este magnífico narrador ha hecho público que ha estado pensando mucho en la narrativa visual sin texto y que le intriga “la capacidad del lector de superponer sus propias ideas y sentimientos a la experiencia visual sin que las palabras puedan llegar a distraerlo.”
Como deseo de año nuevo, espero que os entreguéis a la lectura de esta obra sin palabras y que al leer sus imágenes y las sensaciones que transmiten, una sensación de epifanía os envuelva.
A.C.L.