5/03/2019
Pepe Rivero
Cuba y música, música y Cuba. Un binomio inseparable. Imposible pensar en una de las dos sin que nos venga a la mente la otra. Cuánta buena música se ha generado y nos ha llegado desde esa isla caribeña. Bolero, guaracha, rumba, guajira, son, danzón, ... son géneros y ritmos cuyo origen cubano nos da idea de cómo se vive la música allí (en 1997 La Habana entró en el Libro Guinness de los Récords con el son más largo de la historia; más de cien agrupaciones de todo el país tocaron durante cien horas consecutivas). ¿Y el jazz? porque de eso va este blog. Veamos. En la segunda década del siglo XX comenzaron los intercambios musicales con Nueva Orleans y se crearon las primeras bandas de jazz cubano, que actuaban principalmente en Cuba, pero el verdadero auge e internalización del jazz cubano surgió a partir de que Mario Bauzá (clarinete, saxo y trompeta) se trasladara definitivamente, en 1930, a Estados Unidos, a la ciudad de Nueva York, y comenzara a incorporar músicos de jazz a algunas de las orquestas de música latina en las que tocó, dando origen a lo que se denominó jazz afrocubano y después cubop. Desde entonces han sido numerosos los músicos cubanos que han formado y forman parte del mundo del jazz. Y uno de estos músicos actuales es un excelente pianista y compositor, Pepe Rivero, al que he visto en varias ocasiones en las salas y clubs de Madrid, ciudad a la que se trasladó en 1997 y en la que un par de años más tarde fijó su residencia. Sobre él va este post.
Pepe Rivero
Hablo con Pepe Rivero (a quien agradezco el tiempo que me ha dedicado) para que me cuente algunas cosas sobre sus orígenes y su carrera y, mientras tomamos el menú del día en un restaurante-bar del barrio madrileño de Malasaña, me dice que nació en Manzanillo, provincia de Granma, en la parte oriental de la isla. Una población con una gran tradición musical y allí, en su ciudad natal, comenzaron sus contactos con la música, porque gran parte de los integrantes de su familia paterna eran músicos. Un tío suyo era cantante en la Orquesta Original de Manzanillo y su padre saxofonista, que fue quien le inculcó su amor por la música. Pepe Rivero quería tocar el saxo, como su padre, pero no fue así y a los seis años comenzó sus estudios de piano. Por entonces, en su casa sonaba la música de Irakere, con Chucho Valdés, Paquito D'Rivera y otros grandes de la música cubana, con la que creció Pepe Rivero. Más tarde se trasladó a La Habana para finalizar sus estudios de piano en el Instituto Superior de Arte. En 1997 grabó con Celia Cruz para RMM Records y desde entonces siempre acompañó a Celia Cruz en sus actuaciones en España, como también lo ha hecho con Paquito D'Rivera cuando éste ha tocado en alguna ciudad española.
Su formación clásica le ha ayudado en su transición al jazz. Pepe Rivero es un entusiasta de la improvisación, que es uno de los elementos básicos del jazz pero no exclusivo de él, esta práctica ya la utilizaron muchos de los grandes compositores e intérpretes de música clásica e incluso hay quien la considera como el origen de toda música. Pepe Rivero no quiere identificarse con un determinado estilo, no es muy dado a etiquetas y se define simplemente como músico, aunque sus composiciones, arreglos e interpretaciones respiran Caribe por todos lados. Tiene sus referentes en el piano y no olvida lo que han aportado o aportan a este instrumento pianistas como Bill Evans, Keith Jarret, McCoy Tyner o Gonzalo Rubalcaba, además del ya mencionado Chucho Valdés. Ha realizado giras por varios países europeos y americanos y ha grabado seis discos (sólo aparecen tres en su web, que tiene muy desactualizada a fecha de hoy), al margen de otros en los que ha colaborado. El primero de esos seis, Pepe Rivero and Friends, Tonight Latin, en 2007 y el último, Delirio, con María Berasarte, en 2019. Ahora está finalizando un nuevo disco con Javier Colina, El pañuelo de Pepa, que según me dice está a punto de salir cuando esto escribo. Y con Colina lo está presentando en algunas actuaciones y a una de ellas me fui a verles. Fue en el Bogui Jazz, el pasado 3 de marzo.
Pepe Rivero y Javier Colina en Bogui Jazz (Madrid, 3 marzo 2019)
Son muchas las veces que Pepe Rivero y Javier Colina han tocado juntos. Se conocen bien y su compenetración es total. Javier Colina es probablemente el contrabajista español de mayor reconocimiento internacional y uno de los mejores del mundo del jazz, al que también he visto en numerosas ocasiones desde aquella primera que recuerdo con Tete Montoliu en Café Central en 1995, pero ahora no se trata de hablar sobre él, ya lo hice en otro artículo de este mismo blog (El contrabajo de Javier Colina). El concierto de Bogui fue un adelanto de ese disco (El pañuelo de Pepa) y en él hicieron un recorrido por varios temas de algunos compositores cubanos de los siglos XIX y XX, añadiendo un par de composiciones del propio Pepe Rivero. Empezaron por un danzón, Las alturas de Simpson, siguiendo por el conocidísimo Son de la loma, de Miguel Matamoros, el no menos conocido bolero Tres palabras, Los tres Golpes y El pañuelo de Pepa, que da título al disco. Un estreno, Me mata, que compuso Pepe Rivero para el corto cinematográfico Habana me matas, para finalizar con un homenaje al gran pianista que ha sido Bebo Valdés, con otro tema compuesto por Rivero, Para Bebo. La agilidad, fuerza o suavidad -según el momento- con que se deslizan los dedos de Pepe Rivero por las teclas del piano ya es en sí un espectáculo digno de admiración. Pepe Rivero y Javier Colina son dos grandes músicos y dos magníficos improvisadores a los que uno no se cansa nunca de escuchar y cuando además de oírlos los ves, te das cuenta de que no sólo disfruta el público, porque ellos también lo hacen.
Sabemos que son tiempos de fusión, ya todo se fusiona, pero no me atrevería a reducir a ese término lo que hace Pepe Rivero con el jazz y la música popular cubana. Rivero pone toda su formación y conocimiento musical a disposición de sus composiciones, arreglos e interpretaciones y de ahí, imprimiendo su personal estilo, surge su manera de expresarse musicalmente. Una forma de expresión musical, la suya, que cada día está teniendo un mayor reconocimiento internacional. Pepe Rivero está entre los mejores de esa "nueva generación de músicos cubanos" de la que muchos críticos y aficionados hablan.
Al margen de estas actuaciones con Javier Colina, Pepe Rivero continúa con algunos de sus proyectos, como el exitoso "Dos contrabajos y uno sin" en el que a Rivero y Colina se une un segundo contrabajo, Reinier Elizarde 'El Negrón', para actualizar la música de los compositores cubanos del XIX y XX. O las actuaciones con María Berasarte, esta primavera de 2019 tienen programados tres conciertos en el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid (por cierto, muy interesante y recomendable su programación, este año del 7 de marzo al 13 de abril). En 2018, Pepe Rivero estrenó su obra sinfónica Yoruba Suite, un recorrido por los ritmos de la etnia y religión yoruba, origen de la actual santería cubana. Después, Pepe Rivero adaptó esta obra para quinteto, haciéndola así más fácil de llevar a los clubs y salas. Son muchas las ocasiones que hay para ver a Pepe Rivero en directo con cualquiera de sus proyectos o acompañando a otros grupos o intérpretes, yo ya lo he hecho en varias, y quien no lo haya visto aún, que lo busque, que disfrutará.
Y a todo esto hay que añadir otra faceta de su carrera y profesión que le ocupa no poco tiempo, y es que Pepe Rivero también se dedica a la formación e imparte clases de piano en dos instituciones madrileñas: En la Facultad de Música y Artes Escénicas de la Universidad Alfonso X El Sabio y en la Escuela de Música Creativa. Me imagino a sus alumnos encantados con un profesor como él.
P.S.: En el tercer párrafo digo que tiene su web muy desactualizada. Ya no, porque acabo de comprobar (1 abril 2019) que ya está al día. https://www.peperivero.com/