He llegado a la conclusión de que soy masoquista, pero bien. Trabajando de 7 de la mañana a 3 de la tarde donde Cristo perdió el zapato -o lo que perdiese, que nunca me aclaro- y teniendo un paseito desde la parada de la ruta hasta casa, estos días llego asfixiada. ¡Hasta se me quita el hambre! Ese es uno de los pocos efectos secundarios del verano que agradezco: ya no tengo hambre cada dos horas y cuando la tengo solo me apetecen cosas fresquitas. Aun así, no sé cómo puede estar ayer a las 7 de la tarde en la cocina, sudando a todo sudar, preparando una pasta al horno para el día siguiente, consciente de que al día siguiente al llegar me va a apetecer, como mucho, una ensalada. ¿Es masoquismo o es el hecho de tener un blog y no querer hacer diariamente fotos de un plato con lechuga?
Sea como fuere todos los día me digo a mi misma: queda clausurada la temporada de horno, por lo menos por las tardes, que para horno ya tengo con salir a la calle … pero al final veo algo en algún blog o en algún libro que me llama la atención y ¡vuelta a los sudores!. Y pensar que la gente paga por ir a las saunas cuando tienen una en casa...es algo que nunca entenderé. Por eso hoy haré unas galletas que vi ayer aquí, pero mientras tanto os dejo con unas fotitos de lo que realmente se "cuece" o más bien "no se cuece" en la cocina estos días: los “Smoothies” - me apetecen a TODAS HORAS y les puedes echar lo que quieras. Es curioso porque en invierno que solo hay manzanas y peras, comer fruta me da un poco de pereza, pero es llegar el buen tiempo y me convierto en brontosaurus y consumo fruta encantidades industriales. De hecho con los “Smoothies” me pasa como con el colorete: empiezo con una cantidad razonable y cada día voy echando más y más hasta que, en el caso del “Smoothie” he llenado el vaso de mi querido Minipimer y, en el caso del colorete parezco una muñeca pepona.
Los “Smoothies” -si es que se llaman así los vasos de fruta licuada- los hago siempre con zumo de naranja y plátano que le da un toque más consistente y suave. El resto de ingredientes dependen de lo que tenga en la nevera: hace unas semanas eran fresas, hoy han sido una pera y un paraguayo (nunca me ha quedado muy claro si se dice paraguayo o paraguaya...). Con esto, el biquini, la toalla y algún libro "chorras" y la piscina, aunque sea solo por las tardes, habrá que ir aguantando hasta que lleguen la vacaciones de verdad. En cuanto a los libros, en general soy más de libros de fantasía, ciencia ficción y si son novelas románticas me gustan las de Jane Austen, Elizabeth Gaskell y compañía, pero en verano y en la piscina no hay nada como un libro de los que no te importa mojar y que te acabas en un día, sobre todo éste, del que acaban de sacar la peli y, aunque parezca ridículo decirlo porque no creo que todos los académicos de la lengua se leerían este libro ni en la piscina, ¡es mucho mejor que la película! Lo que me gustó de la película fue la canción del final.