Creo que fue Marx el que dijo (no sé si de su cacumen o citando a alguien) que la historia se escribe dos veces, una como tragedia y otra como comedia. Parece que los humanos nos empeñamos en darle la razón haciendo el ridículo siempre que podemos.
El próximo 18 de junio hará justo doscientos años desde que se libró la batalla de Waterloo, que terminó con el imperio de Napoleón, tras el sobresalto de los cien días, y cambió el mapa político de Europa incluida la creación del Reino Unido de los Países Bajos del que se independizará poco después la actual Bélgica, que, paradójicamente, había sido modernizada bajo el dominio francés.
Fue una batalla sangrienta en la que se perdieron 55000 vidas. Lejos de los records habituales, sobre todo de los actuales dónde los civiles mueren a mansalva, pero impresionante si se tiene en cuenta que sólo duró doce horas.
Conmemorar las batallas es algo habitual. Sobre todo las victorias (¿Qué ciudad importante no tiene su arco del triunfo?) pero todos sabemos que también hay países a los que les gusta celebrar sus derrotas, sobre todo si están orgullosos de ellas: Para los griegos la defensa del paso de las Termópilas es una gesta nacional. Cómo para nosotros Numancia.
Los franceses, sin embargo, no deben estar muy orgullosos de su papel en Waterloo porque han puesto el grito en el cielo cuando los belgas, que combatieron como aliados de los ingleses, han intentado acuñar una moneda de dos euros con el león de Waterloo en una de sus caras.
No sé si el público en general, salvo los coleccionistas, suele fijarse mucho en los grabados de las monedas. A lo sumo las guardamos cuando están relucientes y tenemos una tendencia natural a soltar las más viejas o usadas, ley de Gresham obliga, sin indagar mucho a que viene uno u otro motivo. A pesar de eso, sesudas mentes europeas, reunidas en el ECOFIN han decidido que era muy feo molestar al vecino recordándole sus derrotas. Y cómo las tonterías nunca vienen solas, o quizás para compensar, también se ha impedido a Francia emitir una moneda conmemorando la batalla de Mariñano en la que vencieron a los milaneses y suizos hace ahora 500 años.
No sé lo que harán los franceses, pero los belgas, que tienen una gran habilidad para encontrar soluciones a todo, han decidido finalmente acuñar una moneda de 2,50 euros. Cómo no tendrá curso legal difícilmente podrá oponerse el ECOFIN, así que la moneda existirá y tendrá el mismo status que tienen las monedas conmemorativas que desde hace tiempo se venden al pie de la colina del Mont Saint Jean, cerca de Waterloo, una de ellas con el mismo león en una cara, y que son acuñadas por …. surprise ! … La casa de la moneda de la República francesa