Últimamente me ha dado por las tartas altas y ¡cuanto más altas mejor! Lo malo es que luego hay que transportarlas y, para que se muevan lo menos posible, acabo pinchándolas con una pajita cual cirujano. Además cuando me toca llevar una de estas tartas en coche, el gran Murphy (el único sabio que me parece sabio de verdad) entra en acción. Hasta el conductor más pacífico del mundo saca el Kimi Raikkonen (sí, lo he tenido que mirar en la Wikipedia, porque de ortografía del país de dónde sea el muchacho éste no voy muy bien) que lleva dentro y pisa baches y socavones que yo juraría que antes no había, pega frenazos para evitar atropellar a la viejecita con el bastón que, como va a lo suyo, cruza con el semáforo en rojo, etc, etc. Eso se traduce en que yo contribuyo a que el coche parezca un carrito del parque de atracciones con mis gritos y mis malabarismos.
Todo esto teniendo en cuenta que solo soy capaz de transportar estas tartas porque una amiga de mi hermana fue un día a Ikea y nos compró una tartera que es del tamaño de... un fregadero. El día que la vi aparecer en casa con semejante tarterón me quedé de piedra, y eso que yo sonrío con CUALQUIER regalo, me guste o no, pero aquella tartera me dejó atónita. Ahora no sé qué haría sin ella y hasta la he bautizado: es "La madre de todas las tarteras" y se ha subido en más coches y ha visitado más casas que un cartero. Voy a coger complejo de abuelilla, todo el día con la tartera a cuestas.
La tarta de hoy llevaba queriendo hacerla desde que me llegó el libro "BAKED: New Frontiers in Baking", y vi este pedazo de tarta de tres pisos espectacular con un relleno atípico subida a un pedestal. Normalmente hago estas monstruosidades de tartas de dos pisos en lugar de tres y en un molde más pequeño porque haciendo la receta original salen unas tartas de 3 kilos y mi hermana me acaba echando la bronca y diciéndome que no quiere ver más tarta en casa. Claro, con 3 kilos de tarta me da para alimentar a todo el edificio, pero todavía no estoy tan mal como para ir regalando trozos de tarta de puerta en puerta. Es que realmente esto de hacer un blog de dulces tiene sus complicaciones: mi madre me dice que para no coger 10 kilos que haga lo que quiera, que ella ya lo repartirá. Pero claro, una vez que lo haces lo suyo es probarlo y, si lo pruebas, normalmente te quedas con ganas de más. Y lo suyo también es cortar un trocito para hacer una foto en la que se vea cómo queda la tarta, pero regalar una tarta a la que le falta un trozo....como que es un poco cutre... Por eso las hago cuando puedo llevarlas a algún sitio y reducir su tamaño. Pero cuando me puse ayer a pasar de tazas a gramos la receta, la foto de la otra cara me estaba llamando y no hacía más que decirme: tres pisos, tres pisos, tres pisos, así que al final hice caso a la voz, aun sabiendo que para hacer tres bizcochos tendría que hacer dos hornadas porque mi horno es pequeñito. Hechos los tres bizcochos vuelve a entrar en juego Murphy porque recibo un mail diciendo que la barbacoa, para la que estaba haciendo la "gochada de tarta", que es como la he empezado a llamar, se ha cancelado. ¿Ahora cómo me deshago yo de semejante tartón? Porque no estoy dispuesta a ir a todos sitios con mi tartera repartiendo trocitos... Lo que está claro es que a todo el que vea hoy le cae un trozo de "tarta gocha", así que igual en el fondo, no hay mal que por bien no venga. Esta tarta acabó siendo más alta que ancha y realmente lo que más tiempo lleva es pelar las dichosas nueces, que además te dejan las manos llenas de cortes - igual eso me pasa solo a mí que soy un poco patosa y tengo propensión a los golpes/arañazos/cortes y demás. Para que os hagáis una idea, me tropiezo hasta metiendo un pie dentro de la pierna del pantalón de la pierna contraria y de pequeña me dedicaba a romper las mangas de todas las camisetas al engancharlas en los pomos de las puertas de toda la casa, por no hablar del día que la cremallera del pantalón se me quedó enganchada de la mochila de un chico en la cafetería de la escuela... ¡De hecho estoy segura de que si intentase hacer todas esas cosas queriendo, no me saldrían! Esta tarde he probado por fin la tarta y creo que me equivoqué al pasar de tazas a gramos con el coco rallado y eché demasiado, porque el relleno estaba demasiado denso para mi gusto, y estos bizcochos piden algo más jugoso. Además en lugar de usar leche evaporada usé nata, que había leído en un blog que era un posible sustituto de la leche evaporada, así que no sé si eso ha tenido algo que ver también en la consistencia del relleno, pero llega un punto en el que no se puede tener de todo, y ya me ha tocado comprar cosas de lo más "raras". A mi hermana le ha tocado buscar ruibarbo por TODAS las fruterías de Madrid y le han llegado a decir hasta que aquello no era una fruta sino un pescado.... y yo juraría que el día que fui a comprar leche en polvo para otro invento de estos, la cajera del supermercado me miró con cara de: hija, se te han olvidado los pañales, están en el pasillo de la derecha. Ahora entiendo por qué la siguiente vez que fui, me da todo decidida los puntos y yo pregunto ¿estos puntos para qué son? A lo que América Lucrecia me contesta: para un balón de fútbol, y yo: ¿y para qué quiero yo un balón de fútbol? y América Lucrecia me dice todo decidida: para sus hijos! A ver, América, si el otro día compré leche en polvo no creo que estén ya en edad de jugar al fútbol!!
PD. Esta es una página web que he creado con mi hermana: www.hermanasarce.com