A todo el mundo parece encantarle eso de clasificar los meses: septiembre es, para los niños, el mes de la vuelta al cole y para las peluquerías, perfumerías y demás, el de la caída del cabello. Enero es el mes del ahorro y la dieta tras los excesos de las Navidades. Pues que queréis que os diga, a mí en octubre también se me cae el pelo y en abril sigo sin haber dejado atrás del todo los excesos de las Navidades, así que siempre viene bien tener a mano una receta de una buena ensalada, y no una "ensalada trampa".
Las "ensaladas trampa" son esas que llevan lechuga, sí, pero también medio kilo de queso, otro tanto de bacon y, por si fuera poco, unos trozos de pan fritos o algo por el estilo. No digo que no me gusten, porque a mí todo lo que lleva algo de bacon me tiene ganada, pero hay que ser realista y, por llamarle ensalada, no es automáticamente comida "light". Luego están las "ensaladas virtuosas" que, para empezar, dan pereza y, para seguir, solo te llenan durante 1 hora, así que esas, como mucho, de acompañamiento de otra cosa.
La ensalada de hoy es una ensalada de pollo asado, que está mejor si asas el pollo ese mismo día, pero que también es una buena forma de aprovechar los restos del pollo asado de otro día. No es más que unas hojas del "verde" que más os guste, los trozos del pollo asado, todavía calentito (me encantan las ensaladas templadas), unas pasas, unos piñones y una vinagreta a base de los juguillos del pollo y algo de vinagre de jerez. Es sencilla, llena pero no atasca y el toque dulce de las pasas le va de maravilla.Con esta ensalada y un buen trozo de pan ¡yo soy feliz!
Normalmente, en lugar de hacer el pollo entero, lo que hago es asar unos contramuslos, que son mucho más sabrosos que las pechugas, con sal, pimienta, aceite y vino blanco a 200º durante unos 45 minutos o hasta que estén doraditos por fuera y hechos por dentro. Y nada de pizcas de sal, hay que hacer como los cocineros de la tele, que dicen una pizca de sal y luego la cogen a puñados!
Lo de los contramuslos de pollo "2 ways" es porque, si en lugar de trocear el pollo y echarlo a la ensalada, haces unas patatas al horno al lado del pollo, tienes dos opciones muy válidas de comerte el susodicho. Y como a los cocineros de Top Chef les encanta lo de servir en un mismo plato dos formas de cocinar una misma proteína, pues nada, yo decidí hacer pollo "2 ways", o "al gusto del consumidor".
Las patatas con ajo al horno son mi actual obsesión. Yo creo que se merecen una entrada aparte porque las hago con TODO: hago huevos fritos y en lugar de freir patatas, hago éstas; hago filetes o estofados de carne, van con estas patatas, hago pollo, más de lo mismo. Vamos que están sentadas a la derecha del bacon en el cielo. A este paso las meto en la próxima megagalleta que haga...
Como creo que ya he dicho otras veces solo hay que cortar las patatas en daditos, ponerlas en una bandeja con algo de aceite y un par de dados de ajo machacados y hornearlas durante 45 mins - 1 hora a 200º, dependiendo del tamaño de los dados. Al sacarlas del horno, una buena pizca-puñado de sal y a disfrutar!!!! Por fuera quedan crujientes y por dentro suaves y el ajo les da un sabor buenísimo. Además siempre que vacío una sartén de aceite pierdo la mitad por el camino y la lío parda, así que encima con estas patatas solo hay que fregar la bandeja del horno - eso sí, conviene ponerla en agua nada más sacar las patatas porque alguna se pega al fondo de la bandeja.
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