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Viernes 06 de Enero de 2012 18:03

74.Los 4 reales macuquinos de Mejico de Felipe V

por Ernesto Gutiérrez Guinea
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74.LOS 4 REALES MACUQUINOS DE MEJICO DE FELIPE V

Aunque la llegada masiva de metales preciosos desde América a España del siglo XVI al XVIII se suele asociar a la explotación de las célebres minas del Cerro de la Plata en la ciudad entonces peruana, de Potosí, no cabe centrar exclusivamente en el Perú el foco de la producción minera de oro y plata, sino que también otros dos territorios, el Virreinato de Nueva España (Méjico) y Nueva Granada (Colombia) también exportaron cantidades sustanciales de oro y plata en forma creciente a lo largo de todo el siglo XVI.
Inicialmente, el interés en la localización de metales preciosos se centra en el oro, con la mítica búsqueda de Eldorado reflejada tanto en las crónicas de la época como en las recientes películas Aguirre o la cólera de Dios de Herzog y Eldorado de Carlos Saura. El oro en los momentos iniciales de la conquista se cotizaba en Europa en una relación 10 a 1 con respecto a la plata, por lo que era lógico que fuera buscado con mayor avidez, especialmente en un tiempo en que los medios de transporte limitaban mucho el movimiento por tierra de grandes cantidades de metal.
En la baja Edad Media la mayor parte del oro circulante en Europa procede del Sudán, desde donde rutas de caravana lo transportaban a los puertos africanos del Mediterráneo donde era cambiado por comerciantes italianos, la mayoría genoveses y venecianos por manofacturas textiles en su mayor parte. Ya en la parte final del siglo XV la falta de oro circulante comenzó a amenazar con la estrangulación del incipiente desarrollo capitalista europeo estimulado por el desarrollo demográfico, alejado el peligro de las grandes epidemias que habían asolado Europa en épocas anteriores. La progresión del Imperio Turco, tras la caída de Constantinopla y el desplazamiento del eje de la navegación del Mediterráneo al Atlántico por obra de los descubridores portugueses y españoles fueron la causa principal de este agotamiento de las fuentes principales de oro para Europa.
Es por ello que las primeras minas en ser sistemáticamente explotadas son los yacimientos de oro de Buriticá abiertos en 1550 situados en el interior del continente americano, próximos a Cartagena de Indias (Nueva Granada) pronto utilizados para la exportación del metal amarillo. El máximo de la producción de oro se alcanzó en el decenio 1550-1560 con unas 20 toneladas descendiendo a unas 10 toneladas en el período 1570-1580 a causa de la atención creciente a la producción de plata mucho más abundante en otras regiones, y volviendo a incrementarse al final del siglo con unas 20 toneladas entre 1590 y 1600.
Por el contrario, la producción de plata en Nueva Granada, a diferencia de lo acaecido en Méjico y Perú, siempre tuvo un carácter subsidiario. Así, la acuñación de oro en Cartagena de Indias y Bogotá, iniciada en 1628 fue siempre muy abundante, contrastando con la reducida acuñación de plata solamente llevada a cabo en base al aprovechamiento de las cantidades de este metal que se obtenían como subproducto del proceso de refino del oro extraído de las minas. Razón por la que las acuñaciones macuquinas colombianas en plata son escasísimas alcanzando siempre en las subastas precios muy elevados, especialmente cuando son identificables Ceca y Ensayador y sobre todo las fechas.
Méjico comprendía un territorio en el que tradicionalmente era utilizado el oro para uso ornamental, tanto en joyería como para el adorno de objetos de uso religioso. Este oro era en la mayoría de los casos de origen aluvial siendo recolectado del lecho de determinados ríos. Una vez derrotado el Imperio Azteca, los españoles procedieron a la saca de la práctica totalidad del oro existente en joyas y ornamentos, para su fundición y envío a la península dónde su escasez era mayor y por tanto su precio más elevado. Agotada esta fuente se procedió a la recogida de pepitas de oro en el cauce de los ríos y posteriormente a la detección y explotación de verdaderas minas ya que la mayor parte de los yacimientos no podían ser explotados a cielo abierto.
Existe documentación respecto a la extracción de oro en las llamadas minas de Macuiltepec dentro de los dominios personales de Hernán Cortés. De esta documentación se desprende que la explotación se efectuaba bajo el régimen de encomienda en virtud del cual la población del lugar se comprometía a suministrar la mano de obra necesaria para la extracción del metal a cuenta de los impuestos debidos a Cortés en función de los derechos territoriales que les reconocía el Monarca. En este caso concreto se puede seguir el rendimiento de la mina a través de su producción que en 1540 era del orden de 10000 pesos (cada peso equivale a cuatro gramos de oro) para pasar a la tercera parte en 1544 y a la décima parte en 1547.
Teniendo en cuenta que como media en este período cada trabajador empleaba un mes en recoger un peso, cabe deducir que los rendimientos eran decrecientes ya que cerca del principio de siglo, cada trabajador recogía del orden de un peso diario. Esta disminución del rendimiento en la explotación de oro, orientó la minería mejicana hacia la extracción de plata que si bien era un metal de menor precio, por el contrario podía ser recuperado en explotaciones a cielo abierto y ser separado de la ganga a través del procedimiento de amalgamación con mercurio.
En cuanto a su distribución geográfica los yacimientos de oro se encuentran en la zona sur de Méjico donde la mano de obra no representaba un problema por corresponder a lugares donde los indios ya se encontraban integrados en la población sedentaria. Mientras que en los yacimientos de plata, en su mayoría, se encontraban en la zona norte donde un clima más seco impedía la inundación de las galerías y posibilitaba una explotación más sistemática. Las primeras minas de plata de alto rendimiento se situaron en Zacatecas, Guanajuato y Sombrerete. Posteriormente fue posible la explotación de minas situadas más al norte como la de San Luis de Potosí en base a convenios acordados con las tribus más belicosas que poblaban estos territorios.
Este procedimiento de amalgamación con mercurio ya era conocido en el siglo anterior siendo utilizado en las minas austriacas que proporcionaban la plata para las acuñaciones venecianas. Parece que la introducción del procedimiento en Méjico se debe al alemán Lomann, estando acreditado que Bartolomé de Medina recibió un Privilegio Real para aplicarlo a partir de 1557. De la utilidad del procedimiento y el aumento de productividad a que dio lugar, nos puede dar idea el brutal incremento de las importaciones de mercurio de Almadén para la amalgamación con plata que paso del orden de 1000 quintales en el quinquenio 1555-1560 a 3000 quintales en el quinquenio 1560-1565.
Este procedimiento permitió la extracción en filones menos ricos en plata ya que el mineral de plata se trituraba y amalgamaba con el mercurio en corrales cerrados utilizando los cascos de los caballos para machacar el material tras lo cual el mercurio se asociaba con la plata sin mayor consumo energético. Posteriormente, una vez beneficiada la plata, se extraía ésta mediante la volatización del mercurio.
La composición de la mano de obra para la minería de la plata era muy diferente en Méjico de lo qué lo sería posteriormente en Potosí en el Perú. Casi la mitad de los trabajadores eran de raza blanca, especialmente los encargados de las tareas más cualificadas, mientras que el resto eran indios siendo los trabajadores africanos en régimen de esclavitud una ínfima minoría por la dificultad de su adaptación a las condiciones de clima y trabajo.
Al encontrarse las minas de plata mejicanas mas distribuidas por el territorio de Nueva España y no concentradas en un cuasi único como ocurría en Potosí, su régimen de explotación no fue tan intensivo especialmente por la dificultad de reclutamiento de mano de obra india, poco abundante en las regiones del norte, por lo que si bien la producción durante el siglo XVII fue claramente inferior a la Potosí, sin embargo durante el siglo XVIII la plata mejicana llegaría a ser la base de la exportación de metal precioso a la península. De hecho, las ciudades de la minería de la plata: Zacatecas, Guanajuato, Guadalupe y Calvo, Chillahua, Alamos, Cualicán, Real de Catorce, San Luis Potosí, Hermosillo continúan su producción en el Méjico independiente durante el siglo XIX quedando establecidas en ellas las Casas de Moneda provinciales.
De esta manera, siguiendo un camino paralelo al de la extracción de plata, las acuñaciones mejicanas en todas las denominaciones declinan a lo largo de la parte final del siglo XVII durante el reinado del último de los Austrias Carlos II, a favor de las acuñaciones en plata de Potosí así como de la reabierta Ceca de Lima en 1684. Esta es la razón básica para la extraordinaria rareza de las piezas mejicanas de Carlos II de las que prácticamente nunca se publican ejemplares en los catálogos de subastas y que difícilmente podemos contemplar fotografiadas en los catálogos a los que nos venimos refiriendo, fuera de algunos escasísimos ejemplares redondos que se reproducen sistemáticamente a falta de ejemplares macuquinos normales disponibles.
Sin embargo, al comienzo de los años 30 del siglo XVIII la situación se invierte con los primeros síntomas de agotamiento de las minas de Potosí lo que hace otra vez rentable el pleno funcionamiento de las minas mejicanas que volverán a su plena capacidad de producción, haciendo que los ejemplares de 4 y 8 Reales de esta época vuelvan a ser accesibles para el coleccionista. En esta entrada analizamos un ejemplar de 4 Reales de esta primera época, la de Carlos II y, después, 4 ejemplares de 4 Reales del primero de los Borbones, Felipe V, ya en los primeros años de los 30 próximo ya el fin de la moneda mejicana macuquina que tendrá lugar en 1733.

                                                           

FIGURA 74.1

En la FIGURA 74.1 tenemos un 4 Reales acuñado en Méjico a nombre de Carlos II dentro del período de 1666-1700 correspondiente a este rey o en forma mas limitada al intervalo 1679-1698 respecto a cuyas fechas los catálogos de CALICO y CAYON nos sitúan ejemplares existentes. La pieza podría corresponder al ensayador G o L (Martín López) dependiendo de su fecha de acuñación. La fecha no es visible en absoluto, ni la marca de Ceca aunque necesariamente tuvo que ser acuñada en Méjico como corresponde a la presencia de la cruz de Jerusalem en su reverso.
El máximo interés de la pieza radica en que son visibles tres caracteres (OLV) del nombre del rey en el anverso lo que permite atribuirla con seguridad a Carlos II. También es visible la denominación de 4 Reales a la derecha del escudo, figurando el 4 invertido. La visibilidad de estos datos es especialmente rara ya que el procedimiento de acuñación de Méjico daba especial preferencia a la lectura de Ceca y Ensayador. Pese a su pobre aspecto, el grado de la pieza llegaría a VG, ya que algún detalle interior es visible en las almenas del castillo inferior derecha. El precio de una pieza de este tipo identificable, pero con una visibilidad media en F sería de el doble de los de Felipe IV que hemos mostrado en las FIGURAS 73.4 Y 73.5 por lo que llegaría al doble de 600 €, esto es 1200 €, lo que supondría un valor de 600 € en VG que coincide aproximadamente con la valoración de KRAUSE 2002 de 600 $ en VG para una pieza identificable. También nos parece adecuado en esta ocasión el criterio de KRAUSE de dividir por seis el valor de la pieza identificable para llegar a 100 € como precio de mercado si faltan fecha Ceca y Ensayador. PELLICER 1971 asigna a estas piezas un grado de rareza R4, sin reproducir ni asignar valor a ninguna de ellas. El precio de CALICO 2008, 800 € en VF para piezas identificables nos parece extraordinariamente bajo, ya que para nosotros, ejemplares para estas características alcanzarían los 2400 €. Mas alejadas aún de su actual precio de mercado nos parecen las estimaciones de CAYON 1998 de situar el valor de algunas fechas como el 1679L y el 1685L en el orden de 70.000 P.
El resto de las piezas que mostramos en esta entrada ya corresponden a ejemplares del reinado de Felipe V acuñados en el período 1730-1733 tratándose en este caso de ejemplares completamente identificables como suelen ser todos los de este período, acuñados además en unas cantidades mucho mas altas que las correspondientes a las piezas de Carlos II, en especial las de 4 Reales.

                                                      

FIGURA 74.2

La pieza de la FIGURA 74.2 es un 4 Reales acuñado en 1630 por Felipe IV en Méjico con el ensayador G. La pieza presenta desgaste generalizado con algunos vanos de acuñación como es inevitable en este tipo de piezas, alcanzando por tanto el grado F-. La visibilidad de los datos, 4 dígitos del año Ceca y Ensayador es completa. Esta pieza es valorada en PELLICER en 100 $ en G con una rareza R4. Nosotros estamos en línea con la estimación de KRAUSE 2002 que fija 100 $ en VG, 200 $ en F, 300 $ en VF y 500 $ en XF, por lo que nos quedamos con un precio de mercado de 165 € en F-. El valor asignado por CALICO, 600 € en VF (MBC/EBC) parece demasiado alto y el asignado por CAYON  1998, 30 000 O en F aunque pudo ser algo alto para la época, en estos momentos se ajusta al valor actual de la pieza.

                                                    

FIGURA 74.3

La pieza de la FIGURA 74.3 corresponde a un 4 Reales acuñado a nombre de Felipe V en el año 1731 en Méjico con el ensayador Francisco de la Peña o Felipe Rivas (F) de acuerdo con los datos que facilita PELLICER. La pieza tiene sus datos identificativos perfectamente visibles, 4 dígitos de la fecha Ceca y Ensayador. El grado de conservación lo podemos considerar como un tercio de grado inferior al de la pieza anterior, ya que aunque los castillos y leones del anverso están igualmente empastados, el relieve de los dígitos de la fecha es algo superior. Por tanto, nos atendríamos al grado VG+ al que correspondería un precio de mercado de 145 € (200 € en F). La valoración de CALICO 2008, 400 € y de CAYON 1998 se aproximan ya en el caso de esta fecha al valor actual de la moneda.
Con objeto de poder contemplar la evolución del precio de este tipo de piezas es de interés consignar aquí las valoraciones de VICENTI 1968 y de VICENTI 1978 en su catálogo general de la Moneda Española (1700-1868) que son 7000 P en VG y 15000 P en F (MBC) respectivamente, en la línea de lo qué ya hemos señalado de estabilidad del precio de estas monedas en pesetas corrientes de 1965 a 2000 y duplicación en la última década.

                                                      

FIGURA 74.4

Las dos monedas restantes que aparecen en las FIGURAS 74.4 Y 74.5 son de un tipo equivalente a los dos anteriores con la misma Ceca (Méjico) y Ensayador (F). La primera de ellas (FIGURA 74.4) tiene como fecha 1732 estando acuñado el 2 sobre un 1, lo que aumenta algo su rareza, mientras que la siguiente (FIGURA 74.5) es un 1732 sin sobrefecha. La valoración de ambas fecha en CALICO 2008 es la misma, 400 € en VF con la que nos mostramos en completo acuerdo al estimar nosotros un precio de mercado de 200 € en F que en este caso disminuiríamos hasta 180 € como consecuencia de la presencia de ligeras manchas de alquitrán en el reverso. La sobrefecha no está catalogada en ninguna de las dos ediciones de VICENTI a las que nos hemos referidos. La catalogación de CAYON 1998 70000 P nos parece algo alta, al referirse, en nuestra opinión, a una pieza en F.

                                                       

FIGURA 74.5

Por último, la FIGURA 74.5 corresponde al año 1732 sin sobrefecha en una conservación F a la que le correspondería un valor de 200 € que disminuiríamos a un precio de mercado de 125 € a causa de defecto de cospel en el anverso.

THE MEXICAN 4 REAL COBS OF PHILIP V

Although the influx of precious metals from America to Spain from the sixteenth to the eighteenth century is usually associated with the exploitation of the celebrated mines of The Cerro de la Plata in the in that time Potosí, city of Peru, the focus is not exclusively in Peru mine production of gold and silver, but also in other two territories, the Viceroyalty of New Spain (Mexico) and New Granada (Colombia) which also exported substantial quantities of gold and silver in a growing way throughout the sixteenth century.
Initially, the interest in locating precious metals was focuses on gold, with the legendary search for Eldorado reflected both in the chronicles of that time as in the recent movies Aguirre or The Wrath of God of Herzog and Eldorado of Carlos Saura. The gold in the initial stages of the conquest was trading in Europe at a ratio 10 to 1 with respect to silver, so it was logically more avidly sought out, especially at a time when ground transportation greatly limited the movement of large amounts of metal.
In the late Middle Ages the majority of gold in circulation in Europe comes from Sudan, from where the caravan routes carried it to the African ports of the Mediterranean where it was changed by Italian merchants, most of them Genoese and Venetian, by mostly manufactured textiles. At the end of the fifteenth century, the lack of gold began to threaten current strangulation of the emerging European capitalist development stimulated by the demographic development, away from the danger of major epidemics that had ravaged Europe in the past. The progression of the Turkish Empire, after the fall of Constantinople, and the shifting of the navigation from the Mediterranean to the Atlantic Ocean through the work of the Portuguese and Spanish explorers were the main cause of this depletion of the main sources of gold for Europe.
That is why the first mines to be systematically exploited are the gold deposits of Buritica opened in 1550 located within the Americas, near Cartagena (New Granada), soon used to export the yellow metal. The maximum of gold production was reached in the decade 1550-1560 with about 20 tons going down to 10 tons in the period 1570-1580 due to the increased attention to the production of silver, far more abundant in other regions, and returning to increase at the end of the century with about 20 tons between 1590 and 1600.
By contrast, the production of silver in New Granada, unlike what happened in Mexico and Peru, has always had an alternative characteristic. Thus, the coinage of gold in Cartagena and Bogota, which began in 1628 was always in large amounts, in contrast to the reduced silver coinage which was only carried out based on the use of quantities of this metal that were obtained as a byproduct of the refining process of gold mined. That is the reason for the coinage of Colombian silver cobs to be very few, reaching always very high prices in auctions, especially when they are identified the Mint and the Assayer and over all the dates.
Mexico was a territory where gold was traditionally used for ornamental functions, both in jewelry and in ornamental objects for religious purpose. This gold was in most cases alluvial, being collected in the bed of certain rivers. Once the Aztec Empire defeated, the Spanish came to the plundering of almost all the gold in jewelry and ornaments, for smelting and shipment to the mainland where the shortage was higher and hence its price higher. Having exhausted this source, they proceeded to the collection of gold nuggets in the beds of the rivers and subsequently to the detection and exploitation of real mines because most of the deposits could not be exploited in the open air.
There is documentation about the extraction of gold in the so-called Macuiltepec mines within the personal domain of Hernán Cortés. This documentation shows that the exploitation was done under the entrusting system by which the townspeople agreed to provide the necessary manpower to extract the metal on account of taxes owned to Cortes regarding the territorial rights recognized by the monarch. In this case, you can follow the performance of the mine through its production in 1540, which was around 10000 pesos (each peso is equivalent to four grams of gold) becoming the third part of it in 1544 and the tenth in 1547.
Considering that on average in this period each worker used a month to pick up a peso, it follows that yields were decreasing since near the beginning of the century, each worker picked the order of one peso a day. This decline in the exploitating performance of gold orientated the Mexican mining toward the extraction of silver, a metal that, even less expensive, on the contrary to gold, could be recovered in open air mining exploitation and be separated from the bargain ore through the amalgamation procedure with mercury.
In terms of the geographical distribution of gold deposits, they were found in southern Mexico, where manpower was not a problem because they correspond to places where the Indians were already integrated in the sedentary population. While most of silver deposits were in the north where drier weather prevented the flooding of the galleries and made possible a more systematic exploitation. The first silver mines of high performance were in Zacatecas, Guanajuato and Sombrerete. Later it was possible mining in the further north as in San Luis of Potosí on the basis of agreements signed with the warlike tribes who inhabited these territories.
This mercury amalgamation process was already known in the previous century being used in Austrian mines that provided the silver for the coinage of Venice. It seems that the introduction of this procedure in Mexico is due to the German Lomann, being established that Bartolomé de Medina received a Royal Privilege to apply it from 1557. Of the usefulness of the procedure and from the increased productivity that resulted, we can have an idea from the brutal increase in imports of Almaden mercury for amalgamation with silver that passed from about 1000 quintals in the period 1555-1560 to 3000 quintals in the period 1560-1565.
This procedure allowed the extraction of less rich veins of silver as the silver mineral was crushed and amalgamated with mercury in closed  pens using the  hooves to crush the material after what the mercury was associated with the silver without energy consuption. Then, once the silver benefited, it was extracted by volatilization of the mercury.
La composición de la mano de obra para la minería de la plata era muy diferente en Méjico de lo qué lo sería posteriormente en Potosí en el Perú. Casi la mitad de los trabajadores eran de raza blanca, especialmente los encargados de las tareas más cualificadas, mientras que el resto eran indios siendo los trabajadores africanos en régimen de esclavitud una ínfima minoría por la dificultad de su adaptación a las condiciones de clima y trabajo.
The composition of the manpower for silver mining in Mexico was very different than it would be later in Potosí in Peru. Nearly half of the workers were white, especially those in charge of the most skilled works, while the rest were Indians being African workers in slavery conditions a tiny minority because of the difficulty in their adaptation to climate and work conditions.
As the Mexican mines were more distributed throughout most of New Spain and not concentrated in a single place as in Potosí, their exploitation regime was not so intensive, especially due to the difficulty of recruiting Indian manpower, not abundant in northern regions, so that while production during the seventeenth century was well below the Potosí one, during the eighteenth century Mexican silver became the basis of the precious metal exports to the mainland. In fact, the mining towns of Silver: Zacatecas, Guanajuato, Guadalupe and Calvo, Chillahua, Alamos, Cualican, Real de Catorce, San Luis Potosí and Hermosillo continue their production in the independent Mexico during the nineteenth century being established in them their provincial mints.
Thus, following a parallel path to the extraction of silver, the Mexican coinage of all denominations declined throughout the late seventeenth century, during the reign of the last of the Habsburg, Charles II, in favour to the coinage in Potosí silver as well as the reopened Lima Mint in 1684. This is the basic reason for the extraordinary rarity of the Mexican pieces of Charles II of which practically never are published copies in auction catalogues and we can hardly see pictured in the catalogues to which we have been referring, apart from some very few round copies that are reproduced systematically  in the absence of normal cobs copies available.
However, in the early thirties of the eighteenth century, the situation is reversed with the first symptoms of exhaustion of the mines of Potosí, making again profitable the fully operational performance of the Mexican mines which returned to full production capacity, making the copies of 4 and 8 reales of this time again accessible for collectors. In this post, we analyze a copy of 4 reales of this first period, of Charles II, and then 4 copies of 4 reales of the first of the Bourbons, Philip V, in the early years of the thirties next to the end of the Mexican cob currency, which took place in 1733.
In Figure 74.1, we have a 4 reales minted in Mexico on behalf of Charles II in the 1666-1700 period corresponding to this king, or in a more limited extent, to the interval of 1679-1698 according to the dates of Calicó and Cayón’s catalogues situated the existing copies. The piece could correspond to the Assayer G or L (Martin Lopez) depending on its date of issue. The date is not visible at all, nor the mintmark, although it had to be minted in Mexico as corresponds to the presence of the cross of Jerusalem in its back.
The highest interest of the piece is the three visible characters (OLV) of the king's name on the front, allowing surely attribute it to Charles II. It is also visible the denomination of 4 reales on the right of the shield, appearing an inverted 4. The visibility of these data is especially rare because the procedure of issue of Mexico gave special preference to the readability of the Mint and Assayer. Despite its poor appearance, the degree of the piece come to VG, as some interior detail is visible in the battlements of the lower right castle. The price of an identifiable piece of this type, but with an intermediate visibility in F would be the double of those of Philip IV we have shown in Figures 73.4 and 73.5, therefore this one reach the double of 600€, this is 1200€, implying a value of 600€ in VG that roughly coincides with the valuation of 600$ of Krause 2002 for a identifiable piece in VG. It also seems appropriate at this time the Krause criterion of dividing by six the value of the identifiable piece to reach 100€ as market price without Mint, date and Assayer. Pellicer 1971 assigned to these pieces a degree of rarity R4, without reproducing or assign value to any of them. The price of Calicó 2008, 800€ in VF for identifiable pieces seems extremely low, because for us, copies of these features would reach 2400€. It seems even more away from their current market price the estimations of Cayón 1998 for placing the value of some dates as the 1679L and 1685L in the order of 70,000P.
The rest of the pieces shown in this post correspond to copies of the reign of Philip V coined in the period 1730-1733 in this case completely identifiable as all copies of this period usually are, also minted in quantities much higher than those corresponding to pieces of Charles II, especially those of 4 reales.
The piece of Figure 74.2 is a 4 reales coined in 1630 of Philip IV in Mexico with the Assayer G. The piece presents general wear with some holes from the coinage as it is inevitable in these pieces, reaching thus the level F-. The visibility of the data, 4-digit year, Mint and Assayer is complete. This piece is valued in Pellicer at 100$ in G with a rarity of R4. We are in line with the estimation of Krause 2002 that fixes 100$ in VG, 200$ in F, 300$ in VF and 500$ in XF, so we establish a market price of 165€ in F-. The value assigned by Calicó, 600€ in VF (MBC/EBC) seems too high and the one assigned by Cayón 1998, 30 000O in F, although it could be a little high for that time, now it conforms to the current value of the piece.
The piece of Figure 74.3 corresponds to a 4 reales minted in the name of Philip V in 1731 in Mexico with the Assayer Francisco de la Pena or Felipe Rivas (F) according to the data provided by Pellicer. The piece has its identification data highly visible, 4-digit date, Mint and Assayer. The degree of conservation can be considered as a third of a degree lower than the previous piece, because although the front castles and lions are also pasted, the relief of the digits of the date is a little higher. Therefore, we would abide to the degree VG+ to which correspond market price of 145€ (200€ in F). The assessments of Calicó 2008, 400€, and the Cayón1998 one approaches in the case of this date to the current value of the coin.
In order to contemplate the evolution of the price of these pieces type, it is of interest to mention here the valuations of Vicenti 1968 and Vincenti 1978 in his General Catalogue of the Spanish Coin (1700-1868) which are 7000P in VG and 15000P in F (MBC), respectively, in line with what we have already mentioned about the price stability of these coins in current pesetas from 1965 to 2000 and doubling in the last decade.
The two remaining coins shown in Figures 74.4 and 74.5 are of a type equivalent to the previous two with the same Mint (Mexico) and Assayer (F). The first one (Figure 74.4) is dated in 1732, being coined the 2 on the 1, increasing somewhat its rarity, while the next one (Figure 74.5) is a non over-dated of 1732. The assessment of both dates by Calicó 2008 is the same, 400€ in VF with which we show in complete agreement when we estimate a market price of 200€ in F, which in this case it decreases to 180€ as a result of the presence of slight traces of tar on the back. The over-date is not listed in any of the two editions of Vicenti to which we have referred. The cataloguing of Cayón 1998, 70000P, seems us rather high, referring, in our opinion, to a piece in F.
Finally, Figure 74.5 corresponds to the year 1732 without over-date in conservation F, which would correspond to a value of 200€, that falls to a market price of 125€ because of the default on the front blank.

 

 

Ultima modificacion el Domingo 26 de Febrero de 2012 09:37
Ernesto Gutiérrez Guinea

Ernesto Gutiérrez Guinea

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