La escena transcurre en un café de los antiguos, de los pocos que quedan en pie en la ciudad. En ese lugar se desarrolla una tertulia protagonizada por unos varones de más que mediana edad. Los contertulios obedecen a los nombres de Antonio, Juan, Luis, Miguel, Manuel y Pedro. El local está provisto de mesas de mármol (ocupando una de las cuales están situados los contertulios) sillas de madera, suelo de parquet, deteriorado, y de alguna rancia alfombra. En las paredes hay algunas reproducciones enmarcadas de cuadros de Solana (atención: del pintor). Hay, sí, hilo musical. La luz proyectada por vetustas lámparas es tenue.Todo tiene un aspecto desvencijado no exento de autenticidad.
De súbito entra en el local un joven, discretamente trajeado, que, permaneciendo de pie en frente de la mesa de los integrantes de la tertulia, inquiere con acento, acaso, gallego:
JOVEN: Preguntar no es ofender, ¿pueden informarme dónde puedo realizar la lectura del gas?.
ANTONIO: (En voz baja y comentándolo al resto de los contertulios) ¿Veis cómo ha subido el nivel cultural del país y se ha erradicado el analfabetismo?. La prueba de ello es que cualquier ciudadano ahora es capaz de leer hasta el contador del gas. En nuestros tiempos eso hubiera sido inimaginable.
LUIS (También en voz baja). Pero, hombre, con la cantidad de analfabetos funcionales que continúa existiendo nos vienes ahora con esas y máxime con la brecha digital que nos invade y daña.
PEDRO Casi susurrando) ¿Tan agresiva es la cosa digital que produce brechas, heridos[FDdLA1] ?
LUIS: No, colega, no tiene nada que ver con eso. Va de lenguaje tecnológico.
PEDRO: Demasié para mi cuerpo serrano.
(Los contertulios se enzarzan en un debate acerca de dónde puede hallarse el contador del gas, interviniendo finalmente uno de ellos).
JUAN: Caballero: el contador del gas se encuentra siguiendo por ese pasillo al fondo a la derecha.
JOVEN: Muito obrigado. Abran herméticamente las ventanas, por favor. La atmósfera está muy cargada y huele a gas.
JUAN: No está Vd. obligado a nada, joven.
(El joven parte raudo hacia el indicado lugar y los contertulios, con reproches entre ellos, se afanan en abrir herméticamente las ventanas).
PEDRO: Juan: ¿cómo sabes tú dónde está el contador del gas?
JUAN; No tengo ni idea pero habitualmente en los cafés casi todo está al fondo a la derecha, sí, a la derecha, como debe ser. Es más: incluso en los Bancos -me refiero a los de la pasta-en un rincón y al fondo a la derecha se suelen despachar las cláusulas suelo.! Si lo sabré yo…!
PEDRO: Pero, ¿por qué estaba ese mozo tan obligado con nosotros?
JUAN: Es que este País y él son así, muchacho.
MANUEL: Por cierto, no sé si sabéis que Dolores Calatayud ha sacado la semana pasada un libro.
MIGUEL: Pues no. Pero, macho, ¿quién es Dolores Calatayud?
MANUEL: Bueno, yo lo que te puedo informar es de que el título del libro es el de “Engracia no estaba debajo de un fresno”, de que está muy bien colocado, me dicen, en el jit parada y de que es un bes sailor.
MIGUEL: Será hit parade y best seller, digo yo.
MANUEL: Será como tú dices. Perdona, chico, pero con esto de los idiomas extranjeros me hago un lío. Yo es que no veraneo en Brighton, o como se llame, como hacen otros que yo me sé y que se olvidan de lo de la Armada Invencible .Lo que quería decir es que el libro se vende como rosquillas y que la Calatayud es una gran literata.
MIGUEL: No sería una Armada tan Invencible cuando pasó lo que pasó,
MANUEL: No seas tan destructivo, chato. Fijaos, amigos, qué pedazo de argumento tiene el libro de marras, que, en realidad, es una novela afluente, ya que está ambientada en Asturias, zona húmeda donde las haya plagada de afluentes.
El protagonista principal de la novela, según me cuentan, de nombre Arturo, estaba decididamente encaminado, respondiendo sin duda a su carácter resueltamente optimista, a convertirse en empleado de pompas fúnebres pero un buen día, cerca de Cangas de Maimona, se le aparece alguien o algo-la cosa no está nada clara- que le ilumina y le convence de que ha de preparar oposiciones a Jardinero. El caso es que el susodicho personaje aprueba las oposiciones y obtiene plaza en propiedad, no en alquiler, como Jardinero en Bollullos del Rey Jorge. De ahí pasa a ser Concejal, tras imponerse en unas reñidas elecciones representando-a ver si me acuerdo porque el nombre del Partido se las trae- a un Partido de Innovación y Agenda Digital, lo que supone colmar todas sus aspiraciones.
Pero la trama sigue y conoce en el Casino del pueblo a Dolores Calatayud, reconocida ecologista y muy activa en eso que llaman las redes sociales. Total: flechazo que te crió (sus profesiones les unían) enrolle al canto y el guión toma otros derroteros-formando un tándem Arturo y Dolores-ciertamente insospechados, plagados de suspenso.
LUIS: Tío, que será novela río, que no afluente y que se dice suspense y no suspenso. Además, ¿qué aporta el personaje de Dolores Calatayud y de qué va lo de la Agenda Digital?.¿No será que todo el personal, todo, está nombrado a dedo?
MANUEL: Tú es que eres un preguntón. Ignoras la importancia que tiene acertar con el título de una novela que, en este caso, me reconocerás que es un auténtico hallazgo. Y lo de la Agenda Digital no te lo puedo explicar, ya que para mí eso es muy complicado. Con decirte que el otro día me llamaron analógico…Y lo de que Dolores Calatayud no esté debajo de un fresno ¿no te resulta imaginativo?. El desenlace de un guión ha de ser abierto, me dicen y un guión ha de leerse en diagonal, lo que yo hago colocándome en esa posición frente al libro. De todas formas te daré una pista: Dolores Calatayud, cual baronesa rampante, estaba sentada realmente en la copa de un fresno. Ahí queda eso.
LUIS: ¿Es que te dejaste llamar, así por las buenas, analógico?. Porque a mí eso me lo tendrían que llamar en la calle.
JUAN: Calma, calma, muchachos.¿!Qué peculiar indiosincrasia tenéis!
(En esas irrumpe una dama en el local. Alta, rozando la treintena, de andares firmes y elegantes, esbelta, bien trajeada y muy entallada, que se aproxima a la mesa que comparten los contertulios).
DAMA: (Con indisimulado acento francés). Good morning. ¿Sabrían Vds indicarme où se trouve el kilómetro cero?
MANUEL: (En voz baja) ¿Qué dice esta señora?
MIGUEL (Bajando el tono de la voz): Macho, veo que lo de las lenguas extranjeras no es lo tuyo y que el inglés y el francés te suenan a chino.! Que no te enteras, Contreras, de por dónde andan los tiempos de la modernidad!. Está preguntando la señora por el kilómetro cero.
MANUEL: (Susurrando ). ¿Y qué leches es el kilómetro cero?
MIGUEL (Dirigiéndose a la señora): Madame, salga a la calle, gire a la derecha, continúe caminando todo recto y a unos quinientos metros encontrará el kilómetro cero, que está perfectamente indicado en una baldosa de una acera de la Puerta del Sol y frente al antiguo Palacio de Comunicaciones, donde se proclamó la Segunda República. La Puerta del Sol, madame, es una plaza, toda una plaza.
PEDRO (En voz baja) ¡Tú siempre con la República a cuestas.! Qué le importará eso a esta señora!.
DAMA: Pero si se llama Puerta del Sol a estas alturas del año va a hacer mucho calor allí, ¿no?.¿ Y por qué se habla de kilómetro cero, si no es molestia preguntar y se dice Puerta del Sol si es una plaza ,nést pas?.
PEDRO (murmurando): Estos franceses quieren tener conocimientos de todo. Que se lean el Larousse, que espabilen.
LUIS: Señora: la Puerta del Sol es el rompeolas de este País. Ni más ni menos. Y el kilómetro cero es el punto desde el que dan comienzo las carreteras radiales de nuestro Estado. ¿O es que no tienen Vds. un sistema radial de comunicaciones a partir de París?. Y no tenga cuidado, señora, en la Puerta del Sol, al igual que en las plazas de toros, hay sol y sombra. Lo único que pasa, poca cosa, es que para coger sombra tendrá que pedir la vez. Y en cuanto a lo de Puerta del Sol es porque, en su momento, en lo que hoy es la plaza había entonces una puerta de acceso a Madrid en la que se había colocado un sol.
MANUEL: (Comentando para sí) ¡Lo que sabe el colega! .!Debería estar en la Academia de Jurisprudencia u lo que sea!
DAMA: Lo del kilómetro cero como rompeolas del País, imagino, será porque es puerto de mar. Por eso en el hotel me han hablado de la Playa de Madrid. Y sí para nosotros París, hay que reconocerlo, es el eje del que irradian todos los caminos y, como dicen Vds, es la madre del ternero.
LUIS: Señora: será la madre del cordero, para hablar con propiedad. Lo de rompeolas del País es un decir alusivo a lo mucho que se cuece por estas latitudes y lo de la Playa de Madrid es muy farragoso de explicar. Y además no le puedo informar de más porque el asunto tiene mucha miga.
DAMA: Merci beaucoup, monsieurs. Adiós muy buenas.
(La Dama sale del local)
MANUEL: No le he entendido todo pero hay que reconocer, a pesar de ello, que es una tía de bandera.
MIGUEL: Observo, porque como sabéis llevo poco tiempo asistiendo a esta tertulia, que esta reunión está tolerada solo para caballeros y de mujeres aquí ni flores.
JUAN: Muchacho, ¿cuántas mujeres que sean curas hay en el Vaticano?. Ninguna. Por algo será. Y no parece irles tan mal a los del Vaticano con su invento y con tantos siglos a sus espaldas.
MIGUEL: Pero es que los tiempos cambian que es una barbaridad y una brutalidad. Y las mujeres vienen empujando y arrasando.
JUAN: Pues por aquí no pasarán, colega. ¿Lo quieres más claro.?
MIGUEL: Así me gusta. Sostenella a todo trance y en ningún caso enmendalla. Y viva la cerrazón. Así nos va.
(Penetra en el local en ese momento un hombre joven, que probablemente no ha alcanzado la treintena, en bañador multicolor, pecho lobo, casco de bombero incorporado, manguera en ristre y extintor y se dirige directamente, a la mesa de los contertulios, mesa que- a pesar de hallarse al fondo del local parece atraer como un imán a los visitantes-con pasos y gestos que denotan no poca ansiedad)
BOMBERO: Buenos días. ¿Cómo están Vds.?
ANTONIO: Pues por aquí estamos con un importante bolero mental instalado en nuestras meninges que provoca un divorcio entre nuestro cerebro y nuestro “corasón” loco”.
BOMBERO: No se preocupen. Ocurre en las mejores familias. Por favor, ¿disponen Vds. de wi-fi? Es una emergencia.
MANUEL: Solo cuarto y mitad. (En voz baja: Anda éste con lo que nos viene) ¿De qué nos habla Vd.?
BOMBERO: Pero ¿es que no suben sus logros a Instagram, no navegan por Internet ni tienen cuenta en Twitter o en Facebook ni utilizan el WhatsApp ni tienen acceso a la Televisión Digital?
MANUEL: De eso yo no gasto y un respeto, oiga.
JUAN: Prefiero, qué quiere que le diga, el sosiego de esta tertulia que el ruido de las redes sociales.
LUIS: Caballero: tendría que consultar el asunto que aquí le trae con el propietario del local, que no está de cuerpo presente. A propósito, ¿ no va Vd. un poco ligero de ropa?.
BOMBERO: Bueno, es que con este calor y si encima hay que apagar un fuego me pongo, es que me pongo demasiado… caliente, con perdón. Al menos verán Vds. la” tele” y la serie que echan, esa que se llama “El Ministerio del Tiempo”.
PEDRO: Yo ni la veo, ni la oigo ni la siento. Paso cantidad. Bastante tengo con seguir a la Cultural y Deportiva Pacense, que ha conocido épocas mejores pero hay que estar a las duras y a las maduras. Pero ¿de qué trata? ¿De que a alguien le han nombrado Ministro o Ministra del Tiempo por eso que dicen cambio climático?.
BOMBERO: No exactamente. La cosa no va de nombrar a nadie Ministro o Ministra del Tiempo. La cosa va de una serie que plantea viajes al pasado de personajes para evitar que intrusos procedentes del pasado reescriban la Historia en su propio beneficio. Esos personajes que viajan al pasado con el fin de controlar a esos hipotéticos intrusos trabajan en el Ministerio del Tiempo. ¿Cogen la sensacional idea de esa serie que echan en la tele?
ANTONIO: Ya tenemos hoy cantidad de aficionados a la Historia, por no decir otra palabra, que, sin necesidad de proceder del pasado, se encargan de reescribir la misma contando milongas y no pasa nada.
MANUEL: Pues yo creía que iban a crear el Ministerio del Tiempo, que estaban preparando el terreno y que iban a nombrar a alguien con conocimientos y credibilidad. Por ejemplo, a un Registrador de la Propiedad que lo que escribe, dando fe, va a misa y que si dice que va a llover lloverá y punto. ¡Qué tranquilidad para todos!. Sería una gran idea. Por cierto, conozco a un Registrador de la Propiedad muy bueno que vive en la calle Desengaño y que lo haría muy requetebién.
PEDRO (Con retintín): Oye, macho,¿y por qué no averiguas si está disponible?.
MANUEL: ¿Cómo voy a hacerlo, a proponerle eso?.¿ Es que hemos hecho la mili juntos o le debo dinero?. Además, viviendo en Desengaño es un hándicap…
(Suena en esos momentos en el hilo musical una canción cuya solista va desgranando una letra que dice “ la niña de don Juan Alba dicen que quiere meterse a monja…)
ANTONIO: ¿Es Estrellita Castro la que canta?
MANUEL: ¿Quién si no iba a ser?
BOMBERO (Tomando la palabra como dándose cuenta de ello repentinamente). Señores, que es una emergencia. A ver si encuentro al propietario del local. Llamaré al 091.
(El bombero sale del local)
ANTONIO: ¿Y qué hay de eso de que los curas quieren casarse?.
LUIS: Si se quieren por qué impedirlo…
ANTONIO: No, hombre, me refería a que quieren casarse en general, no entre ellos.
LUIS: Que se casen. Ya conocerán entonces, como el menda, las mieles del divorcio.
(Entra en el local una señora de más que mediana edad descuidadamente vestida, desastrada más propiamente dicho, llamando la atención sus pantalones vaqueros exageradamente holgados y su pelo rubio teñido probablemente con agua oxigenada. Y para no variar se planta ante la mesa de los contertulios).
SEÑORA: ¿Me pueden despachar un décimo de lotería?. Quiero un número alto.
ANTONIO: Bueno, señora, no está el encargado pero atenderemos su petición.
(Se levanta, se aparta de la mesa y se encamina hacia una pared de la que penden los décimos de lotería y se sube por una escalera para coger un décimo).
SEÑORA (Con voz que denota sorpresa). Pero por qué se ha subido a una escalera para coger el décimo?.
ANTONIO: ¿No ha pedido Vd. Un número alto?. Pues aquí está y bien alto que está.
SEÑORA: ¿Me dice cuánto es?.
ANTONIO: Cuarenta eurazos, señora.
SEÑORA: (Hablando para sí :!Joder, la madre de…!): ¿No es un poco caro?, señor
ANTONIO: Tenga en cuenta que es un número alto, lo que siempre encarece el producto, que el sorteo se celebra en combinación con las apuestas hípicas de gran raigambre y seguidas con auténtico fervor en todo el País y por si faltaba poco participa automáticamente Vd. en otro sorteo de tarjetas bono-bús.
SEÑORA: Me ha convencido Vd. Veo que es una gran oferta.
ANTONIO: No le quepa a Vd. duda. Es una espléndida oferta. Es un décimo plurifuncional y multimedia.
(El contertulio Antonio le cobra los cuarenta euros a la clienta que sale del local con una sonrisa de oreja a oreja y exhibiendo el décimo de Lotería).
JUAN: A propósito, el otro día presencié en una Oficina Pública una escena que no me resisto a contar. Estaba un tipo intentando presentar una instancia y el funcionario de turno le manifestó: ”Firme Vd. abajo”. Y el tipo salió despepitadamente en dirección a unas escaleras. Entonces el funcionario le preguntó a voces ”¿Pero adónde va Vd.?”. Y el ciudadano le contestó con rotundidad.” Pues adónde voy a ir sino a firmar la instancia abajo, en el piso de abajo.” Y el funcionario le dijo” No, hombre, le he dicho que firme abajo, en la misma instancia”. La escena tiene bemoles, no creéis?.
MIGUEL :La escena demuestra, compañero, que este País está muy bien surtido en gentes exóticas y tropicales. El problema, además, es que no siempre predominan los tropicales, los divertidos. Y no te sorprendas demasiado con lo que presenciaste ya que cuentan que innumerables gentes de todo pelaje y condición pierden el sentido por ser invitadas a participar en un programa de la tele para sentarse en un sofá con el presentador y ambos, presentador y presentado, convenientemente despatarrados-en el caso de varones, me aclaran-se dedican a charlar con una trascendencia y una cercanía que no veas, que conmueve.
(En esas hace su entrada en el local una joven muy alta y atractiva, pelo afro, vestida con camisa a cuadros, luciendo importante caja torácica, pantalón vaquero ajustado y zapatos de tacón alto, que se dirige, cómo no, decididamente a la mesa de los contertulios)
MIGUEL: (En voz baja y mientras la joven se aproxima) ¡Ostras, qué capacidad de convocatoria tenemos: todo dios acude a nosotros!).
ALGUACIL: Me presento. Soy Remedios García del Almendro, alguacil del Juzgado número 13 de esta capital. Vengo a cumplir una orden de embargo y precintaje de este local. La titularidad del local adeuda la cantidad de doscientos cincuenta euros. Y mientras tanto la prima de riesgo del País se dispara vertiginosamente con el impago de deudas por locales como éste. Un supuesto de deuda tan escandalosa como la de este café puede jodernos, con perdón, la consolidación fiscal .La situación es límite y los mercados y la troika, comprenderán, exigen cortar por lo sano. Es un tema de orden público.
MANUEL (En voz baja): Esta tía sí que es, en todos los sentidos, una prima de riesgo.
JUAN: Pero, oiga, es que no está el dueño de todo esto y nosotros, aunque somos ya una institución de este café y a mucha honra, solo somos unos clientes. Por cierto, ¿no podrían cambiar el número del Juzgado para ver si tenemos más suerte?. Es que lo del trece se las trae…
ALGUACIL: Magnífico. Entonces si son Vds. aquí una institución se darán por notificados, firmarán la orden de embargo y precintaje.y serán testigos de la operación, aunque no esté el dueño de todo esto.
JUAN: ¿Me permite que antes de poner las manos en la masa haga una llamada telefónica?.
ALGUACIL: Por supuesto. Faltaría más. Pero el tiempo apremia.
(Juan se dirige hacia una de las paredes del local, descuelga el teléfono y marca un número hablando quedamente).
JUAN: ¿Emergencias? ¿Podría informarme si no estando de cuerpo presente el dueño de todo esto, me refiero a este café, hemos de ser testigos de su embargo y precintaje como nos plantea la alguacil.?.
EMERGENCIAS (Se oye perfectamente una voz al otro lado de la línea telefónica autoritaria y potente) Pónganse inmediatamente a la orden de la alguacil y estén a lo que mande y ordene En una situación de emergencia tan grave como ésta el País no se puede permitir la más mínima concesión ni bajar la guardia. Si no caerán sobre nuestras cabezas los índices Nikkei y Nasdaq, estaremos en default y sobre la incidencia en el P.I.B ni les cuento.
JUAN: A sus órdenes, alguacil. !Compañeros!: vamos a ser testigos del embargo del local. La patria y Europa lo demandan. No podemos traspasar las líneas rojas trazadas por la autoridad, competente por supuesto.
CONTERTULIOS (Todos a una): Sí, sí, sí.
ALGUACIL:(Mostrando un papel que es, sin duda, un mandamiento judicial). Firmen Vds. Aquí, por favor.
(Los contertulios van procediendo a firmar, empiezan a desfilar hacia la salida y a continuación la alguacil comienza a sellar y a precintar el local. Y en el hilo musical se oye una canción y la voz afinada de un solista que entona:” Cuando salí de mi tierra volví la cara llorando porque lo que más quería atrás lo iba dejando…”). (1)
(1) Esta pieza teatral fue elaborada como Trabajo de Verano 2017-Trabajo que se acogía al lema del Humor-para la Asociación Cultural TROTEA y fue colgada en la página web www.trotea.com.
Fernando Díaz de Liaño y Argüelles