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IZQUERDAS Y DERECHAS, NUEVOS Y VIEJOS, LIMPIOS Y CORROMPIDOS, INDEPENDENTISTAS Y CONSTITUCIONALISTAS.

Estamos asistiendo a uno de los momentos cumbres de los numerosos procesos que el PP tiene abiertos por corrupción: la Gürtel de la Comunidad Valenciana. Las declaraciones del Exsecretario General del PP valenciano, Ricardo Costa, la semana pasada ante el Tribunal han sido suficientemente esclarecedoras. Aunque falta la sentencia, ningún ciudadano puede tener dudas del “tinglado” montado por el PP de Valencia para financiarse a nivel local, autonómico y nacional mediante el cobro de comisiones por la adjudicación de obra pública. Como ha manifestado uno de los empresarios corruptores, la mayor mordida no procedía de la adjudicación inicial (3% de la adjudicación), sino de los reformados posteriores (30% del importe del reformado).

Los que hemos trabajado en la Administración Pública con responsabilidades en la gestión del gasto, sabemos de los dolores de cabeza que nos producían los reformados. Era nuestra preocupación y la de los Directores profesionales que nos supervisaban. De 1995 a 1997 fui subdirector general de Red del Organismo Autónomo Correos y Telégrafos. Tenía bajo mi directa dependencia la Unidad de Arquitectura del Organismo que gestionaba varios miles de millones de pesetas al año en inversiones. Había oído hablar en el Organismo de algunas operaciones “raras” en el transporte, pero nadie me había sugerido nunca a quien adjudicar las obras. En mi opinión, los arquitectos actuaban siguiendo los criterios profesionales establecidos en los pliegos de los concursos. Al menos así pienso que actuaban, hasta que llegó el PP e inventó el mecanismo para lucrarse mediante adjudicaciones “amañadas”. Entonces desaparecieron las preocupaciones con los reformados. Ahora comprendo mejor por qué los políticos del PP me cesaron en 1996 y me tuvieron ocho años en el dique seco. No sólo estaba vinculado tradicionalmente a la UGT y era afiliado del PSOE, sino que no era de fiar para la operación “reformados”.

Ni siquiera era de fiar para mi propio partido. Unos años antes el PSOE había sido también corroído por la corrupción de FILESA, Roldán, GAL y los fondos reservados del Ministerio del Interior. Yo trabajaba esos años en el Ministerio de Administraciones Públicas, y algunas personas me confesaron que el tráfico de maletines en la calle Ferraz era constante. Por aquellos años ya se trabajaba en la reforma de la Ley de Contratos del Estado. Recuerdo que los abogados del Estado estaban molestos porque el Gobierno no les había encargado la elaboración de la reforma sino que había utilizado a los Subsecretarios y sus Secretarías Técnicas. Tampoco olvidaré mi presencia en un medio de comunicación de la derecha para responder a preguntas de los ciudadanos sobre la modernización de la Administración Pública. Mientras preparábamos el formato de mi intervención, los periodistas comentaban libremente entre sí los sucesos del día. Roldan estaba huido, y uno de ellos afirmó con rotundidad: “Lo espectacular será el día en que veamos al exdirector de la Guardia Civil entrando en la cárcel”. Pocos días después el exdirector, Luis Roldan, fue detenido en Asia e ingresaba en prisión. Los casos FILESA, Roldan y fondos reservados me dejaron moralmente aturdido. Nunca me hubiera esperado esos comportamientos de los socialistas. Yo creo que en aquellos años se inició la ruptura de muchos ciudadanos con el PSOE y los socialistas, que concluyó en el abandono electoral y la crisis que todavía padecemos, casi 20 años después. ¡Es muy difícil y se requiere un largo tiempo para recuperar la confianza y la credibilidad política perdidas!.

¿Seguirá el PP el camino del PSOE de aquellos años, y le abandonarán también sus votantes?. Probablemente tendremos que esperar a las elecciones generales del 2020 para saberlo. Lo de Cataluña del pasado 21 de diciembre parece un anticipo del abandono electoral del PP, pero no hay duda de que Cataluña es un caso especial. Lo cierto es que como dice una comentarista de la cadena SER los ciudadanos no podemos pasar más tiempo ignorando la corrupción y sin enjuiciarla electoralmente. Estamos moralmente obligados a tomar partido y penalizarla. Empieza a preocuparme este pasotismo electoral de la corrupción, porque eso puede significar que la sociedad en la que vivo está moralmente más enferma de lo que pienso. Mi alarma se disparó cuando un grupo de jubilados, con los que coincido en el ejercicio diario de natación, comentando la magra subida de su pensión auspiciada por el PP, bromeó sobre la necesidad de imitar a los políticos y robar abiertamente para incrementar los ingresos y la pensión. ¿Estaban bromeando o lo pensaban realmente?. Nunca lo sabré, pero la mera pregunta me produce desasosiego.

Es innegable que los partidos tradicionales que han gobernado España y sus autonomías durante los últimos 40 años se han manchado con la corrupción. Unos ya han sido juzgados hace años. Otros lo serán en un futuro próximo. Supongo que aprenderán la lección y modificarán sus comportamientos. Aunque sólo sea porque cambiarán de líderes, como tuvo que hacer el PSOE. Espero que los nuevos líderes no hagan buenos a los viejos líderes. En todo caso los corruptos, sean de derechas o de izquierdas, son igualmente reprobables. ¿Y los nuevos líderes y partidos?. Los “nuevos” alardean de méritos que aún tienen que demostrar cuando lleguen al poder. De momento parece que la ciudadanía ha consolidado dos nuevas fuerzas políticas, acabando con el bipartidismo tradicional de los últimos 40 años. Queda por saber si esto es algo transitorio o si volveremos al viejo bipartidismo con nuevos actores políticos.

Mientras se despaja esa incógnita la pelea por la hegemonía política, tanto en la derecha como en la izquierda, será descarnada y complicará nuestros análisis. En las próximas elecciones, los ciudadanos españoles tendrán que elegir no sólo entre derecha e izquierda políticas, sino también entre nuevos y viejos partidos. No es una decisión fácil!. Para acabar de complicar la elección ciudadana, en algunos territorios tendrán que elegir entre independentistas y no independentistas (autodenominados “constitucionalistas”).Tres ejes bien definidos pero con intereses políticos cruzados. ¡Una situación compleja y difícil de gobernar que ha superado al PP!. ¿Superará también al resto de partidos y líderes?.

 

Alcobendas, 30 de enero de 2018.

José Ángel Suárez González

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