8/03/2015
Leandro Barbieri, un Gato con muchas vidas
Hay quien dice que fue su primera esposa, Michelle, quien le puso el apodo de "Gato" a Leandro Barbieri, otros aseguran que fue un amigo de la juventud quien lo hizo. Y ahora (el mismo día que he publicado este artículo) me dice su segunda y actual esposa, Laura, que fue su madre quien le dio el nombre de Gato, porque tocó una noche en dos o tres clubs de Buenos Aires y pasaba de uno a otro a través de los callejones como un gato. Sea cual sea el origen, lo cierto es que en todo el mundo es conocido como Gato Barbieri, uno de los saxofonistas más importantes del jazz y especialmente del jazz latino. Nació en Rosario (Argentina), en noviembre de 1932 (ó 1934, sus biógrafos no se ponen de acuerdo y Gato no les saca de dudas). Así que en el momento que escribo este post Gato tiene 82 (u 80) años y sigue actuando en los clubs y salas de concierto de este mundo y muy especialmente en los de la ciudad en la que reside desde hace 40 años, que es Nueva York. Pero no siempre ha sido así, porque en la vida de Gato Barbieri ha habido algún que otro parón musical.
Gato Barbieri
Quienes hayan leído algunos de mis artículos saben que no suelo extenderme demasiado en las biografías, porque ya hay muchos sitios que las recogen. Y en este caso, aunque sólo me ceñiré a los principales hitos o momentos que han marcado su trayectoria musical, la biografía de Gato es tan extensa que me ocupará algunas líneas más de lo habitual.
Empezó con doce años a tocar el clarinete y cuando escuchó tocar a Charlie Parker le resultó irremediable pasarse al saxo. Todo eso ocurría aún en su Argentina natal, entre Rosario y Buenos Aires, ciudad a la que se desplazó para continuar con sus estudios de saxo. Y allí, en Buenos Aires, empezó a tocar primero en la orquesta del compositor y pianista Lalo Schifrin, en la que los saxos eran Juan Foti, El Gato (altos), Jorge Barone, Arturo Schneider (tenores) y Mariano Grisiglione (barítono) y más tarde con su quinteto Nuevo Jazz formado por Gato, su hermano Rubén (trompeta), Jorge López Ruiz (contrabajo), Óscar López Ruiz (guitarra) y Osvaldo "Pichi" Mazzei (batería). Esta información me ha sido facilitada por una de sus amigas de juventud, Gladys Corral, y por Jorge López Ruiz, a quienes sinceramente doy las gracias.
Y ese fue el inicio de su carrera como músico profesional. En 1962 se trasladó con Michelle, que era de origen italiano, a Roma, recorre algunas ciudades europeas y en Paris conoce al trompetista Don Cherry y se incorpora a su grupo comenzando así una etapa en la que se dedica al jazz de vanguardia y al free jazz que representaba, entre otros, el propio Cherry. Al mismo tiempo se interesa por el cine europeo de la época y participa como intérprete o compositor en algunas bandas sonoras de películas. Como consecuencia de ello se produce un hecho que lo va a lanzar definitivamente a la fama y reconocimiento mundiales. Bernardo Bertolucci le propone que haga la banda sonora de una de sus películas, destinada a ser una de sus más famosas, El último tango en Paris. A partir de ese momento, el año 1972, Gato Barbieri pasa de ser un músico de jazz conocido a ser uno de los más solicitados en todo el mundo. Película y banda sonora están perfectamente acopladas y casi me atrevería a decir que no serían lo mismo ninguna de las dos sin la otra, ambas impregnadas de una sensualidad que ha reconocido el mundo entero.
En este enlace https://www.youtube.com/watch?v=_uQNkFmgyzI podéis escuchar a Gato interpretando el tema principal de la película (5:09 minutos).
Comienza así una etapa de abandono del free jazz y búsqueda de formas más melódicas y latinas que incorpora a todas sus composiciones. Son los años inmediatamente posteriores al Mayo del 68, que Gato vivió intensamente, cuando publica El Tercer Mundo y El Pampero que rompen con su estilo anterior convirtiéndose en uno de los representantes más genuinos del jazz latino. En la serie de cuatro discos Chapter (Chapter One a Chapter Four), que graba entre 1973 y 1975, Barbieri incorpora instrumentos y elementos musicales del folclore sudamericano, especialmente del argentino. Esta serie le proporciona un gran éxito, que le lleva a actuar en el festival de Montreux, pero al mismo tiempo sus detractores, que también los hay, aprovechan este nuevo giro musical de Barbieri para criticar abiertamente su desviación y abandono del jazz más puro.
Circulan muchos vídeos por Internet de actuaciones suyas. En este vídeo (8:03 minutos), subido a YouTube por el usuario Cuthbert J. Twillie (no creo que sea el protagonista de My Little Chickadee), Gato interpreta con Carlos Santana en 1977 el tema Europa, uno de los más celebrados éxitos de Santana, con quien Gato Barbieri colaboró en varias ocasiones.
Carlos Santana y Gato Barbieri. "Europa" (directo, 1977)
https://www.youtube.com/watch?v=h4Mrp6wuSwk
Durante unos años Gato sigue en la cúspide de la fama, continúa actuando y grabando discos, pero poco a poco se nota en él y en su música una cierta decadencia y en el año 1983, después de publicar su álbum Bahía, deja de grabar (aunque se editan un par de discos más) y unos pocos años más tarde, sobre 1988, Gato entra en un periodo de parálisis musical que le dura varios años y que se acentúa con el fallecimiento de su madre en 1991 y más tarde el de Michelle en 1995. Su estado de ánimo se deteriora y quizá la conjunción de estos acontecimiento sean causa en parte de los problemas de corazón que empiezan a surgirle y que dan con él en el quirófano. Pero Gato demostró tener fuerza suficiente para aparecer de nuevo en los escenarios y en los estudios de grabación. Era el año 1997 y publicó uno de sus grandes discos, Qué Pasa, al que siguieron Che Corazón (1999) y The Shadow of The Cat (2002).
Una vida tan extensa y tan intensa y que musicalmente ha transitado por diferentes estilos da para mucho. Gato Barbieri ha grabado más de 40 álbumes de estilos muy variados, ha tocado con los músicos de jazz más importantes, ha creado sus propias bandas, le han concedido numerosos premios, fue uno de los protagonistas de la película-documental Calle 54, de Fernando Trueba, excelente película dedicada al jazz latino, y hoy sigue tocando su saxo tenor en los clubs y festivales de medio mundo. En el Blue Note de Nueva York siempre hay sitio para él. Sólo en esta primavera ya tiene programadas cuatro actuaciones en este club neoyorkino. Es admirable comprobar cómo un músico que ya era famoso hace más de 50 años y que casi desapareció de los escenarios y de los estudios de grabación durante un periodo largo de su vida sigue despertando el interés de los aficionados al jazz y sigue llenando de público los locales en los que actúa. Prolífico como compositor y como intérprete hasta ha grabado con su saxo el himno del equipo de fútbol del que es hincha desde su infancia, el Newell's Old Boys de Rosario, su ciudad natal.
No resulta difícil identificar el saxo de Gato Barbieri, siempre con notas largas y desgarradas que quizá tengan su origen en aquellas primeras actuaciones suyas en Argentina donde no sólo tocaba jazz; era una época en la que todas las bandas, cualquiera que fuera su estilo, debían de incluir repertorio nacional en sus actuaciones (tangos, boleros, carnavalitos, chacareras). Gato buscó siempre su propio sonido. Admiró a Parker, a John Coltrane, del que dice que era un genio, a Sonny Rollins y a muchos otros saxofonistas, pero él sabía que no tenía que hacer lo mismo que ellos, que tenía que buscar su propia identidad, su propia sonoridad y vaya si la encontró. Un sonido y un fraseo inconfundibles y una música llena de melodía y a la vez impregnada de ese apasionamiento latino que siempre seduce.
Gato Barbieri ha sido un músico al que no ha importado asumir riesgos, un saxofonista decidido. Y pongo como ejemplo unos de sus discos, Yesterdays, editado en 1974 por Flying Dutchman, discográfica para la que grabó Barbieri en los primeros años 70. Contiene sólo cuatro temas: Yesterdays, A John Coltrane Blues (Village Blues), Marnie y Cariñoso. El primero de ellos, Yesterdays, es un tema compuesto en 1933 por Jerome Kern para el musical Roberta (el tema más conocido de este musical quizá sea Smoke Gets in Your Eyes). Yesterdays es un tema que ha sido interpretado por muchos músicos y vocalistas como Artie Shaw, Billie Holiday, Carmen McRae, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra o Barbra Streisand entre otros. Un tema que se ha convertido en uno de los estándares de jazz. En 1944 Coleman Hawkins, considerado como el padre del saxo tenor en el jazz y el primero que lo convirtió en instrumento solista, decide incorporar este tema a su repertorio, hace su propia versión, lo graba y lo toca en numerosas ocasiones. Después del gran Hawkins pocos saxofonistas se han atrevido a tocarlo y uno de esos pocos ha sido Gato Barbieri (también hay una grabación de este tema en la que Sonny Rollins toca junto a Coleman Hawkins).
Portada y contraportada del disco Yesterdays, de Gato Barbieri
La versión de Hawkins es sensacional y de una técnica prodigiosa. Su sonoridad es realmente nítida y su estilo elegante y armónico como corresponde a la balada que está tocando. Creo que nadie le ha superado en la interpretación con el saxo de este tipo de temas, lentos y melódicos. Gato Barbieri ataca el tema de una manera diferente a como lo hace Hawkins. Sus notas son más largas y sus pausas distintas, pero sobre todo la sonoridad de ambos es bien diferente. No trato de comparar ambas versiones para concluir si una de ellas es mejor que la otra, faltaría más, sino de poner de manifiesto lo que es capaz de hacer Gato arriesgándose con un tema que había "hecho suyo" uno de los saxofonistas con mejor técnica de la historia del jazz. Algo similar puede decirse del segundo tema del disco, el de Coltrane.
Ahora, en el 2015, con más de 80 años y algunos problemas de visión, Gato Barbieri sigue siendo tan actual como en los años 70 en que era reconocido como uno de los grandes del saxo y posiblemente el músico argentino de jazz más destacado de cuantos ha habido en la historia de esta música. Estando aún en activo, una trayectoria como la de Gato no podía dejar de aparecer en este blog de jazz actual. Y aunque yo no lo he disfrutado nunca en directo (lo que lamento pero aún no descarto), le debo a él y a su saxo muy buenos momentos escuchándoles.