Suscribirse
Lunes 03 de Marzo de 2014 09:32

10- Características de las emisiones castellanas de José Napoleón

por Ernesto Gutiérrez Guinea
Vota este articulo
(0 votos)

A partir del momento de asunción del trono de España por parte de Felipe V, descendiente en línea directa del rey de Francia Luis XIV, la Casa de Borbón pasa a regir los designios de dos de las grandes potencias europeas del momento: España y Francia. Estos dos países, aunque los tratados de Utrecht y Rastatt que liquidaron la Guerra de Sucesión reconociendo los derechos de Felipe V al trono de España disminuyendo su ámbito territorial en Europa (con la perdida de Milán y Bramante), prohibieron la unión dinástica de ambos cetros en una misma persona, sostuvieron a lo largo del siglo una política de alianzas; los llamados Pactos de Familia, que les llevó a sucesivos enfrentamientos con las otras potencias como: Austria, Inglaterra y Rusia.

Esta política de acercamiento a Francia (antaño su tradicional enemigo) solo quebró con ocasión de la entrada de España en la coalición de países europeos que trató de asaltar Francia tras la ejecución de Luis XVI, dando ocasión a la invasión francesa, del País Vasco y Cataluña, que los tratados de paz que liquidaron la coalición volvieron a quedar dentro de sus anteriores fronteras. A partir de ahí, Godoy como ministro de Estado de Carlos IV siguió una política de amistad con Francia, dentro de la cual el 27 de octubre de 1807 quedo suscrito un tratado secreto con Napoleón en virtud del cual España se comprometía a permitir el paso del ejército francés de general Junot a través de su territorio para ir a combatir a Portugal que en línea con su tradicional amistad con Inglaterra se había negado a unirse al llamado bloqueo continental contra ese país.

Paralelamente se fue desarrollando una pugna entre Carlos IV y su primogénito Fernando con relación al apoyo o no, a Godoy, cuya expresión fue el estallido del llamado motín de Aranjuez en los primeros meses de 1808 y la renuncia de Carlos IV a favor de su hijo. Ante esos hechos, Napoleón llamó a ambos a Bayona, (Francia) donde el 5 de mayo de ese año ambos acabaron renunciando la corona española en favor de Napoleón o persona que él designara. Entretanto, había estallado la rebelión frente a los franceses que pretendían el control total del territorio español, materializada en la sublevación del 2 de mayo en Madrid, seguida levantamientos semejantes en otras regiones impulsados por Juntas Locales que reconocían la soberanía de Fernando VII y exigían la retirada de los franceses.

Una vez sofocadas las revueltas en Madrid por Murat, mariscal de Napoleón, nombrado Lugarteniente General del Reino, el 6 de junio de 1809 Napoleón procedió a designar a su hermano José Bonaparte como Rey de España. Gran parte de los poderes tradicionales españoles aceptaron este nombramiento, aunque una parte del ejército y la mayoría de la población civil, con ayuda de las tropas británicas comandadas por Wellington se rebeló contra estos poderes, iniciando la llamada Guerra de la Independencia que se prolongó hasta 1813 con la salida del Rey José y de las últimas tropas francesas de territorio español.

De esta manera, durante este periodo tanto José Bonaparte en las zonas dominadas militarmente por Francia, como las Juntas Locales que reconocían a Fernando VII en las áreas que dominaban, recababan su soberanía para la emisión de monedas que, merced a su contenido metálico, circularon indistintamente por ambas zonas y posteriormente continuaron su curso durante el resto del reinado de Fernando VII y los primeros años del de su hija y sucesora Isabel II, en tanto eran substituidas por un nuevo tipo numerario acuñado en las Cecas de: Madrid, Sevilla y Barcelona, con los nuevos métodos basados en el empleo de la fuerza de vapor.

 La emisión de moneda a nombre de José Napoleón comienza durante los primeros meses de 1809, una vez asentado el poder francés en Madrid tras la intervención personal de Napoleón que hubo de venir en socorro de su hermano, obligado a abandonar la capital, tras la derrota del ejército de Andalucía, comandado por Dupont, a manos del general español Castaños, en Bailén. Estas emisiones se caracterizan por la continuidad en tipos y denominaciones con los que venían siendo empleados desde la entronización de los Borbones en España. En este periodo, las únicas monedas acuñadas por José Napoleón son Reales de a 8 producidos en la Ceca de Madrid, por los Ensayadores: Idelfonso Urquiza y Gregorio Lázaro (IG) con el mismo peso y ley que los de Carlos III y Carlos IV (FIGURAS 129.2, 129.3 y 129.4).

Sin embargo a partir del Decreto de 19 de abril de 1809, aunque se continuó acuñando esta moneda con las mismas características de peso y ley, se cambió su denominación a la de 20 Reales de Vellón, denominación que ya venía usándose, llamándose Real de Vellón a la moneda de cuanta castellana desde el reinado de los Reyes Católicos con una equivalencia de 34 maravedís. En aquel momento  los 34 maravedís equivalían también a un Real de Plata. Sin embargo, las sucesivas elevaciones del llamado premio de la plata, consecuencia de las masivas emisiones de moneda de vellón o cobre que habían tenido lugar en los reinados de: Felipe II, Felipe III y Felipe IV, llevó a que este Real de Plata dejara de valer 34 maravedís, valor que acabará teniendo el llamado Real de Vellón que, sin llegar a ser acuñado, representaba 34 maravedís, con lo que el Real de Vellón y el Maravedí pasaron a desempañar el papel de monedas de cuenta, en la que se expresaban los precios y la mayor parte de las obligaciones de los contratos.

De esta manera, aunque las monedas de: 8, 4, 2, 1 y medio Reales de Plata continuaron acuñándose durante toda la época de los Austrias y, con ligera variación de precio y ley, durante la de los Borbones, su curso real se establecería mediante una determinada equivalencia en reales de vellón  en maravedís (en una proporción de 1 real de vellón por 34 maravedís). El sistema tiende a complicarse con la Pragmática de 1686 de Carlos II en la que se ordena la acuñación de la llamada Plata Nueva (las Marías) que aunque mantienen su denominación en reales, tienen un 20% menos de plata, por lo que el Real de a 8 de Plata Antigua pasa a correr por 10 Reales de Plata Nueva (las Marías). Estos Reales de Plata Nueva son el origen de los llamados en tiempo de Felipe IV, Reales de Plata provincial con un peso reducido en relación con los antiguos Reales de Plata que continuaron acuñándose en las Cecas americanas.

A partir de 16 de mayo de 1737 el Real de a 8, tanto el acuñado en España como en América, pasa a valer 20 Reales de Vellón, y por tanto 680 maravedís (recordemos que las primeras monedas de 8 Reales de Plata del tiempo de Carlos I, se cotizaban a 272 maravedís). Esta relación será la que se ha se estabilizará hasta el cambio del sistema monetario español en 1833 en el comienzo del reinado de Isabel II, cuando el Real de Vellón llega a acuñarse , abandonándose la emisión de los Reales de Plata producidos de acuerdo con la antigua métrica. Pues bien, este cambio que en nuestra época llamaríamos “estructural” tuvo su origen durante el breve reinado de José Napoleón bajo el impulso de acercar la regulación legal a planteamientos racionales demandados por la realidad de las cosas, ya que dejaba de tener sentido mantener la denominación de 8 Reales sobre las piezas grandes de plata, cuando eran tomadas en el comercio, y así nombradas, con un valor de 20 reales de vellón de 34 maravedís, que es lo que todo el mundo entendía cuando, entonces, se hablaba de 20 reales.

Como consecuencia de ellos los divisores emitidos por José Napoleón de las monedas de 20 reales, ya no siguieron el sistema tradicional de estar constituidos por denominaciones de: medios, cuartos, octavos y dieciseisavos de los 20 reales, sino que  se adoptaron denominaciones de 10 reales de vellón, 4 reales de vellón, 2 reales de vellón y 1 real de vellón. De esta manera, las populares monedas de 4 reales (inferiores en un 20%, aproximadamente, del peso de las antiguas de 2 Reales) pasaron a ser la quinta parte de las denominadas como de 20 reales. Esta moneda de 4 Reales de Vellón será la que en el lenguaje popular ( y en el oficial, en Cataluña) reciba el nombre de “Peseta”, origen de la nueva unidad monetaria nacional a partir de 1868, acuñándose con un peso y ley semejante a las adoptadas como unidades monetarias desde aproximadamente la mitad del siglo, por los países que suscribieron la Unión Monetaria Latina.

Esta moneda de 4 Reales de Vellón tendrá un contenido metálico semejante a las antiguas monedas de 2 Reales de la llamada Plata provincial, y un 20% aproximadamente menos de peso que los Reales de Plata antigua que, en forma de pesos (8 Reales) y sus divisores, continuaron emitiéndose en América, tanto en la época colonial como en los primeros tiempos de los países hispanoamericanos, una vez independizados. También estas monedas, los 8 Reales de la llamada Plata antigua, constituyen, en forma de Dólar, la unidad monetaria de los Estados Unidos y de los países americanos de su área. Por otra parte, el nombre de real (de vellón) continuó perviviendo en la época de la peseta, desde 1868 a 2002, recibiendo tradicionalmente la moneda de 50 Céntimos de peseta, el nombre de 2 Reales y la de 5 pesetas, el de 10 Reales o el de Duro.

Las piezas de 8 Reales de Plata o de 20 Reales de Vellón, en métrica equivalente, se acuñaron en cantidades bastantes semejantes a la de 8 Reales de Madrid de Carlos IV, con cifras del orden de 700.000 ejemplares de media anual, de 1809 a 1812, siendo emitidos en cantidades claramente menores los 20 Reales de 1808, 1813 en Madrid y el 1812 de Sevilla, así como todos los de 8 Reales. Por tanto, aunque hayan sobrevivido en un número algo menor de ejemplares, los consideraremos como con una rareza y precios equivalentes a los de las piezas de 8 Reales de Carlos IV, cuando se trata de tipos de piezas comunes, como los de 20 Reales de Madrid de: 1809AI, 1810AI, 1811AI y 1812AI.

 Consideraremos como Raros, con un precio del orden del doble, a los 8 Reales de 1809IG, 20 Reales de 1808 y 1813 de Madrid, y 1812 de Sevilla. Por último consideraremos como Muy Raro, con un valor cuádruple del de las piezas comunes, al 1810IA (con los Ensayadores Idelfonso Urquiza y Antonio Rafael Narváez), y como Rarísima con un valor de 8 veces el de las pieza comunes, el 8 Reales de 1810IG que debió de tratarse de una prueba por cuanto a partir de 18 de abril de 1809, ya no se debían de haber vuelto a emitir piezas denominadas en Reales de Plata. Para el conocimiento pormenorizado de las tiradas de estas piezas, recomendamos la consulta del libro: Repertorio de las Monedas Napoleonidas de Jean de Mey y Bernard Poindessault.

Las monedas que aparecen en las FIGURAS 130.1, 130.2 y 130.3 son todas ellas 20 Reales emitidos en Madrid a nombre de José Napoleón en los años: 1810, 1811 y 1812, todos ellas con los Ensayadores Antonio Rafael Narváez e Isidoro Ramos. Todas estas piezas tienen una rareza no muy diferente equivaliendo la de las dos primeras a la de 1809 de Madrid de 20 reales, siendo la de 1812 algo mas escasa, aunque sin llegar a merecer un sensible sobreprecio. La pieza de la FIGURA 130.1 tiene solamente gastaje (como las dos siguientes) en las partes mas elevadas de su diseño, concretamente en este caso, en el pelo del rey, la melena del león del escudo del reverso y la pechuga del águila imperial en el centro de este escudo. Concretamente esta pieza retiene gran parte de su brillo original aunque ha sufrido una ligera limpieza; por tanto su grado sería VF+, sin llegar a XF-, por lo que le correspondería un valor y un precio de mercado de 400€ (350€ en VF).

La pieza de la FIGURA 130.2 es idéntica a la anterior, si bien su fecha de emisión es 1811. Esta pieza tiene algo mas de relieve que la anterior, aunque su brillo es algo mas apagado con consecuencia de haber sido limpiada en forma no tan cuidadosa como la anterior, por lo cual con lupa de fuerte aumento se observan líneas paralelas de erosión a lo largo de los campos de anverso y reverso. Compensando el mayor relieve con lo menos cuidadoso de su limpieza, su grado de conservación sería equivalente: VF+, por lo que su valor y precio de mercado volvería a ser 400€, el mismo que el que tendría una pieza de 8 Reales de Carlos IV de los tipos de piezas comunes de Madrid.

La pieza de la FIGURA 130.4 es un 20 Reales acuñado a nombre de José Napoleón en Madrid de 1813 con los Ensayadores Isidoro Ramos y Antonio Rafael Narváez (RN). Esta pieza tiene un tiraje notablemente inferior al de las anteriores, ya que José Napoleón tuvo de abandonar Madrid mucho antes de terminar 1813. Esta pieza tiene un diseño ligeramente diferente de las anteriores con un relieve algo mayor en el pelo que muestra mayores líneas de detalle, cuando la conservación es alta. El grado de esta pieza es menor que el de las anteriores por cuanto además del desgaste en los puntos que ya hemos señalado en las otras piezas, aparecen gastadas un número significativo de líneas del pelo del rey, así como los castillos y leones del escudo del reverso, pese a que aun éstos conservan un cierto número de detalles interiores. Ya hemos indicado que esta fecha la consideramos como Rara, por lo que su valor en VF- sería el doble que el de las piezas comunes (300€ en F, en esta conservación). Por tanto su valor y precio de mercado de 600€ en VF-.

Por último la pieza de la FIGURA 130.5 es un 20 Reales de José Napoleón acuñado en Sevilla en 1812 con los Ensayadores Isidoro Ramos y José Sanchez Delgado, representados por las siglas RS. Esta es la única pieza de este tipo de moneda acuñada en la Ceca de Sevilla, aprovechando el breve tiempo en ese año en que ésta ciudad estuvo en poder de las tropas francesas, por lo que su tirada es claramente inferior a la de las piezas anteriores. En general estas piezas suelen encontrarse en conservaciones menores que la de las piezas anteriores. En este caso solamente es visible el 50% del pelo del rey y el gastaje de la pechuga del águila se extiende a la práctica totalidad de las plumas de sus alas. No obstante el aspecto de la pieza no es malo, por conservar su pátina original, sin haber sido limpiada. Su grado de conservación, por tanto, es F+. En estas condiciones, al tratarse de una pieza que ya hemos indicado que consideramos como Rara será el doble del de las piezas comunes de José Napoleón (260€ en F+), llegando por tanto a un valor y precio de mercado de 520€.

10. CHARACTERISTICS OF THE CASTILIANS ISSUES OF JOSEPH NAPOLEON

 

 

 

Ernesto Gutiérrez Guinea

Ernesto Gutiérrez Guinea

E-mail: Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla

Ultimos articulos de Ernesto Gutiérrez Guinea

Añadir comentario


Diseñado por:
Jaitek