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Miércoles 13 de Marzo de 2013 13:34

ACOSO

por Juan Pedro Escanilla
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Un acoso puede tapar otro. O provocarlo. Del cementerio del olvido ha resucitado el acosador de Nevenka, el ex alcalde de Ponferrada  Ismael Fernández, para recordarnos que a veces la vida puede tener recovecos insospechados. Nadie diría  hace diez años que un escándalo que tenía como protagonista un alcalde del PP, que salió del asunto bastante bien parado, se cobre ahora sus víctimas en el PSOE.

 El asunto de Ponferrada no ha sido solo un error político. Ha sido sobre todo una estupidez. Y eso por dos razones:

 Atribuyen a Fraga la frase de que la política hace a veces extraños compañeros de cama. Es posible, pero, al menos en política, no obligan a nadie a meterse en la cama de nadie y si uno pernocta en lechos dudosos no puede extrañarse de lo que pueda pescar. El problema de Ismael Fernández no es sólo que fuera un acosador convicto, que ya me parece bastante grave. Lo peor es que es un cacique sin más brújula aparente que su poder personal. Dime con quien andas … debieran haber reflexionado los ex – PSOE de Ponferrada.

 Pero la estupidez se acentúa si se mira con un mínimo de objetividad la aritmética política de Ponferrada. Entre el PP y la lista del ex alcalde acosador arrasan. Es decir, el voto mayoritario es de derechas. Podrá indignar que un personaje así obtenga tantos votos, pero lo cierto es que los tiene. Intentar gobernar apoyándose en una querella de familia y sin base electoral es una temeridad y va en contra de cualquier sentimiento democrático. Ya sé que la situación se invierte en otros sitios, especialmente en Extremadura, donde el PP gobierna una región con mayoría de izquierdas gracias a un pacto espurio con IU pero no se trata de elegir este comportamiento como modelo y los ex – PSOE de Ponferrada debieran haber recordado la indignación que esto causó en su día.

 Para que este cúmulo de insensateces haya podido producirse han tenido que coincidir diversas ambiciones: En uno, la de preferir ser alcalde antes que militante honesto de un partido fair play; En otro la de adornar su currículo con la conquista de una perla de la corona en una región donde las ciudades de mas de cincuenta mil habitantes se cuentan enseguida; En algunos más, por fin, la de saldar viejas cuentas con un secretario general a quien la mayoría de los barones no le han perdonado que ganara un congreso y le han dejado inmediatamente al descubierto, algunos con “enorme tristeza”.

 Así que finalmente la víctima del caso “Nevenka” ha sido un Alfredo Rubalcaba que sabe ya que, salvo milagro, no se sentará nunca en el despacho de la Moncloa pero que tiene que resistir porque su función más importante, casi la única, es la de cambiar el PSOE de arriba abajo.

Algo que barones y baroncitos no están dispuestos a consentir.

 

 

Juan Pedro Escanilla

Juan Pedro Escanilla

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