Llama la atención el largo periodo convivencia entre la producción de moneda macuquina de diferentes metales en las 8 tradicionales cecas peninsulares: Sevilla, Madrid, Toledo, Segovia, Cuenca, Granada, Burgos y Valladolid, con la producción de moneda laminada a rodillo en Segovia desde 1586 hasta 1697, abarcando un periodo de mas de un siglo. En efecto, el procedimiento de laminado ya se había comenzado a emplear en el sur de Alemania al final de siglo XV y con profusión en la segunda mitad del siglo XVI en Austria con las muy prolíficas emisiones de talers a nombre de Fernando como Archiduque de Austria realizadas en el taller monetario de Hall (Tirol).
Sin embargo, la necesidad de mantener unas altas tasas de producción de moneda, especialmente necesarias para la acuñación de la plata americana, exigió el empleo de los métodos tradicionales de labra a martillo que se habían venido utilizando a lo largo de todo el periodo bajomedieval, especialmente desde la introducción del Real de plata con Pedro I de Castilla. Desde el punto de vista económico, la incipiente industria castellana estaba centrada en la producción textil a lo largo del siglo XVI por lo que su nivel no era comparable con el que iba adquiriendo el arte de acuñación en el sur de Alemania y en algunas ciudades de Flandes. Es por ello que cuando en 1583 Felipe II decide comenzar la producción de moneda laminada en Castilla, resultó imprescindible la importación de técnicos alemanes y de maquinaria específica para el arranque de la emisión de moneda con estas características.
La producción de monedas por el procedimiento de martilleo exige una gran cantidad de mano de obra para las tareas de impresión de los cuños sobre las barras de plata y la posterior separación de los cospeles ajustando el peso de cada una de las monedas; pero por otra parte no requiere el uso de una maquinaria sofisticada como el empleo de prensas de cualquier tipo que necesariamente habían de ser impulsadas por las únicas fuentes de energía disponibles en la época: la eólica o la hidráulica. Dada la aleatoriedad de la obtención de la primera, la única capaz de asegurar un suministro regular de energía, era la segunda. Es por ello que el primer condicionante decisivo para el emplazamiento de una Casa de Moneda que utilizara el procedimiento de laminado era su ubicación en las riberas de un río con caída suficiente y caudal regular, aunque no necesariamente muy abundante, y que atravesara una ciudad situada en la parte central del Reino de Castilla para facilitar el transporte de las materias primas y la distribución posterior de las monedas producidas.
Estas condiciones eran cumplidas por varias ciudades castellanas como: Valladolid, Toledo y Segovia. Pero sabido es el interés que Felipe II siempre sintió por los lugares, arriba y abajo, próximos a la sierra de Guadarrama, al norte de la ciudad de Madrid donde se habían asentado la mayor parte de los órganos centrales de la Monarquía, a partir de 1561. Así, el Rey había comenzado la instalación de un convento residencia en El Escorial, cazaba con frecuencia en los bosques de Valsaín y disponía de una residencia de verano en La Granja. Por ello, nada tiene de extraño que se fijara en la ciudad de Segovia, próxima a estos lugares, sede de una industria textil importante para la época y flanqueada por el rio Eresma al que sus fuentes en las laderas de Peñalara le aseguraba un caudal suficiente durante todo el año, y con un fuerte desnivel dentro del área que circundaba al reciento amurallado.
Es por ello que Felipe II ordenó la construcción en un periodo que va de 1583 a 1586 de una nueva Casa de Moneda en Segovia para la producción de monedas por el procedimiento de laminado. Esta Casa compatibilizó sus labores con las de la antigua Casa de la Moneda establecida en Segovia desde los tiempos medievales que será conocida a partir de ese momento como Casa Vieja para distinguirla de la nueva que pronto dio en ser denominada, como Ingenio de Segovia, aludiendo al tipo de trabajo, realizado en gran medida mediante la introducción de máquinas (engines).
Los dos procedimientos clásicos en aquellos momentos para la producción de monedas mediante estampación por laminado consistían en el uso de la prensa de rodillos (roller press) y la prensa de balanceo (rocker press). En el primero, las planchas de metal, con la aleación adecuada, eran introducidas entre dos rodillos, en cada uno de los cuales se había grabado varias veces el diseño que debía de figurar en el anverso de la moneda, y en el otro el reverso de las mismas, también en forma repetitiva. La placa de metal (trabajada regularmente también por el procedimiento de laminado) era succionada por la acción simultánea de los dos rodillos, que giraban en sentidos opuestos, movidos por fuerza hidráulica. En el segundo, los diseños se grababan sobre una superficie de cierta curvatura que oscilaba alternativamente en un sentido y en el otro, de tal manera que quedaran estampados los diseños sobre los cospeles que previamente cortados eran consecutivamente introducido en series longitudinales para la acción alternativa de la prensa.
Las estampación por rodillos presentaba los inconvenientes de que era necesario cortar manualmente los cospeles una vez producida la estampación, había que realizar el grabado de los cilindros con el diseño de las monedas en forma oval contando con la expansión lateral de las placas de metal por la presión de prensado, y era preciso substituir un cilindro entero en el momento en que se deteriorara uno de los diseños grabados sobre él. Las ventajas derivaban de la exclusión de trabajo manual en el momento de estampado de las placas.
FIGURA 122.1
Por el contrario, la estampación por balanceo exigía la introducción de los cospeles, previamente individualizados normalmente por fusión, bajo la acción del brazo oscilante de la prensa, y su posterior retirada. Este procedimiento permitía la substitución de cada uno de los cuños ubicado dentro del brazo de la prensa conforme éstos se iban deteriorando, evitaba la posterior separación manual de los cospeles de la placa de metal a golpe de cincel y proporcionaba una estampación mas precisa y de mayor calidad. Por el contrario, sus inconvenientes mas relevantes son: la utilización de trabajo humano para la colocación y retirada de los cospeles con la frecuencia de accidentes que ello suponía, y el problema del descentraje de los diseños en las piezas acuñadas, por la dificultad de situar los cospeles bajo la prensa oscilante con suficiente precisión.
Las monedas producidas en el Ingenio durante los reinados de: Felipe II, Felipe III y Felipe IV obedecen en todo, en cuanto a su diseño, a la Real Orden de Felipe II de 23 de noviembre de 1566 por la que se aprueba el nuevo diseño para las monedas castellanas, con escudo imperial en el reverso y castillos y leones en cuarteles alternados, en el anverso (véase que cambiamos el sentido de anverso y reverso respecto a la moneda macuquina) con la leyenda PHILIPPVS II D. G. en el reverso y HISPANIARVM REX en el anverso. La única excepción a este diseño, lo constituyen las piezas de 1597 y 1598 de Felipe II en las que, al igual que en las macuquinas se introduce las leyendas PHILIPPVS D. G. OMNIVN en reverso e HISPAN REGNORVM REX en anverso, ambas orladas por una circunferencia.
La primera impresión de piezas en el Ingenio se efectuó el 23 de marzo de 1576, una vez instalada en el nuevo edificio situado cerca del monasterio del Parral en la orilla izquierda del rio Eresma, la maquinaria para el estampado, procedente de Alemania. Suele suponerse que la razón fundamental para procurar una impresión mas cuidada, solo posible en aquellos momentos por el método de estampación, es la de distinguir de forma especial a las monedas acuñadas con plata procedente del Patrimonio Real, al cual revertían una vez producidas, para hacer frente a los pagos derivados del consumo de bienes y servicios de la propia Casa del Rey.
FIGURA 122.2
La pieza que se muestra en la FIGURA 122.1 es un 8 Reales acuñado en el Ingenio de Segovia a nombre de Felipe IV en 1651 con el Ensayador Hipólito Santo Domingo, representando por la letra I. Esta fecha es la mas abundante de todos los 8 Reales del Ingenio labrados durante el reinado de Felipe IV y, quizá, del de todos los monarcas de la Casa de Austria. Como en gran parte de las piezas de este tipo de los Austrias existen numerosas variantes dentro de esta fecha, cuyos ejemplares mas representativos se muestran en esta FIGURA (marca de Ceca con acueducto en vertical y denominación en romano (VIII) y en la siguiente (acueducto en horizontal y denominación en arábigo (8).
La pieza tiene un desgaste bastante generalizado como se evidencia en la cabeza y pelaje de los leones del anverso (en este tipo de piezas consideraremos como anverso la cara en la que figuran: fecha, castillos y leones, ya que es el lado que queda usualmente a la vista al exponerse las monedas). Pese a ello, su aspecto general es bueno, conservando una ligera pátina por lo que la graduaremos como F+. La valoración en YRIARTE, CALBETÓ, CAYÓN y CALICÓ es la mas baja de las de todas las piezas del Ingenio, aunque ligeramente mas alta que la del 1651 con el acueducto en vertical. Nosotros, de acuerdo con la escala expuesta en la entrada anterior, la valoraremos en 700€ en F+ que será también su correspondiente precio de mercado.
La pieza fotografiada en la FIGURA 122.2 es también un 8 Reales producido en el Ingenio segoviano a nombre de Felipe IV en 1651 con el Ensayador Hipólito Santo Domingo (I). Esta pieza se diferencia de la de la FIGURA anterior en que el acueducto, como marca de Ceca está dispuesto en horizontal, y la denominación está expresada en arábigo (8). Esta variante es algo mas corriente que la anterior, aunque alcanza normalmente un precio semejante. En general, las variantes respecto a la disposición de los elementos de la marca de Ceca no suponen un cambio importante en el valor de este tipo de piezas, aunque sí lo suponen las variantes emitidas con siglas diferentes de Ensayador como es el caso de las FIGURAS 122.3 y 122.4.
FIGURA 122.3
La conservación de la pieza es magnífica, conservando gran parte del brillo original a lo largo de todas sus superficies. No obstante, se puede constatar ligero gastaje en las cabezas de los leones en el anverso y en los castillos de la orla y los escudos perlados del centro del escudete de Portugal, en el anverso, por lo que la asignaremos el grado XF. La pieza está muy bien centrada en anverso, aunque el reverso muestra un cierto descentraje hacia abajo que deja ver las líneas mas exteriores de la siguiente moneda en ser estampada. Los valores de esta variante en YRIARTE, CALBETÓ y CAYÓN son algo inferiores a los de la variante con acueducto en vertical, lo que no tiene lugar en CALICÓ 2008. Nosotros la valoraremos como a las piezas mas comunes de Ingenio, con 600€ en F, a lo que corresponde un valor y precio de mercado de 1.350€ en XF.
La pieza mostrada en la fotografía de la FIGURA 122.3 es un 8 Reales emitido por el Ingenio de Segovia a nombre de Felipe IV en 1659 con el Ensayador Bernardo Pedrera representado por las letras BR entrelazadas. Esta fecha es la que presenta un mayor número de sobreimpresiones derivadas del regrabado del último o mas frecuentemente, de los dos últimos dígitos de la fecha, para aprovechar cuños sobrantes de años anteriores, en muchos casos de 1630 y de 1632. En este caso, se advierte que debajo del tercer digito de la fecha (5) aparece la parte inferior de un 3 y debajo del último (9) se distinguen con claridad otros dos dígitos anteriores: un 0 y sobre él un 2, previos a la grabación del 9. Estas sobrefechas pueden ser interesantes de identificar, pero por ser muy comunes la mayoría de ellas, no añaden valor alguno a las piezas.
La moneda no tiene demasiado buen aspecto, a causa de su uso evidenciado especialmente en el escaso pelo que muestran las melenas de los leones del anverso, por lo que su grado será F+. Además, la pieza muestra un elevado descentraje hacia arriba en el anverso, y un ligero defecto de acuñación en la parte inferior derecha del anverso. Esta pieza tiene una valoración para todos los autores, similar a la del 1651 de la FIGURA 122.1 y, desde luego, inferior o muy inferior a la de la FIGURA 122.4 con el Ensayador I. Nosotros la valoraremos en 700€ en F+ que bajaremos hasta un precio de mercado de 600€ en función del fuerte descentraje del anverso y la grieta de acuñación señalada.
FIGURA 122.4
La pieza de la FIGURA 122.4 es un 8 Reales de Ingenio de Segovia acuñado a nombre de Felipe IV en 1659 con el Ensayador Hipólito Santo Domingo (I) que ya había actuado para la producción de las piezas de 1651. La moneda se encuentra prácticamente sin circular, apreciándose la totalidad de su brillo original, lo cual es una excepción incluso en este tipo de piezas que, en general, han tenido poca circulación. No obstante, si observamos con detalle el escudete de Portugal con ayuda de una lupa, podemos notar que existe un pequeño desgaste en los círculos interiores de los blasones interiores del escudete de Portugal, así como en los castillos en la orla de este escudete. Ello limita a AU la conservación de esta pieza que no puede llegar a ser considerada como MS (Mint State) o Sin Circular.
La pieza, como la práctica totalidad de las de 1659, tiene sobrefecha aunque algo mas simple que la de la FIGURA anterior. Así, se evidencia, en forma especialmente clara por la conservación de la pieza, un 3 debajo de 5 del tercer dígito de la fecha y un 2 debajo del 9 del cuarto dígito, mostrando que se grabó el año 1659 sobre cuños sobrantes de 1632. CAYÓN 1998 y CALICÓ valoran esta pieza muy por encima de la del 1659 con el Ensayador BR (FIGURA 122.3). Nosotros no seguiremos esta línea, asignando un valor y precio de mercado a esta pieza de 475€, del orden de la cuarta parte de los 2.000€ que valdría en AU si el defecto de acuñación que eliminó parte del cospel de esta pieza, no existiera.
La pieza mostrada en la fotografía que aparece en la FIGURA 122.5 es un 8 Reales acuñado en el Ingenio segoviano en 1660 con el Ensayador Bernardo Pedrera. Esta moneda es una de las mas comunes de las de este tipo de Felipe IV aunque algo menos que las de 1651.
FIGURA 122.5
El presente ejemplar tiene una muy bella pátina original (bastante rara en unas piezas que usualmente han sido limpiadas) con diferentes tonos, de gris claro a gris obscuro, lo que mejora su apariencia y resalta su relieve. Tanto anverso como reverso tienen un cierto descentraje aunque éste no llega a tocar la grafila de puntos que enmarca la leyenda. La conservación de la pieza es muy alta, aunque no llega a AU, pese a la gran visibilidad de los elementos interiores del escudete de Portugal, por apreciarse un ligero gastaje que afecta, sobre todo, a las líneas interiores de los leones del escudo imperial del anverso, por ello su grado es solo XF+.
La pieza tiene una valoración de 16.000P 96.000P y 90.000P en F en las ediciones de: 1976, 1980 y 1998 de CAYÓN y de: 65.000P, 80.000P y 1.000€ en VF, en las de: 1981, 1994 y 2008 de CALICÓ. KRAUSE 2002 fija para esta pieza unos precios similares a los del resto de las piezas comunes de este tipo (Ingenio) con: 250$ en G, 450$ en VG, 900$ en F, y 1.500$ en VF, que están bastante acordes con la realidad del mercado, tanto español como americano. Nosotros valoramos la pieza en 1.500€ que reducimos a un precio de mercado de 1.200€ por descentraje del anverso y reverso que presenta la moneda.
THE 8 REAL OF THE INGENIO OF SEGOVIA OF PHILIP IV
It is noteworthy the long period of coexistence between the production with different metals cob coin in the traditional 8 peninsular mints: Seville, Madrid, Toledo, Segovia, Cuenca, Granada, Burgos and Valladolid, with the production of laminated roller currency in Segovia from 1586 until 1697, covering a period of more than one century. Indeed, the lamination procedure had already begun to be employed in the South of Germany at the end of the 15th century and extensively in the second half of the 16th century in Austria with very prolific emissions of talers in the name of Ferdinand as Archduke of Austria in the monetary workshop of Hall (Tyrol).
However, the need to maintain high rates of production of currency, especially necessary for the coinage of American silver, demanded the use of traditional methods of hammer work that had been used throughout the late medieval period, especially since the introduction of the Real silver with Pedro I of Castile. From the economic point of view, the incipient Spanish industry was focused on textile production over the 16th century by what his level was not comparable with the one that was acquiring the art of coinage in the South of Germany and in some cities in Flanders. That is why when in 1583 Philip II decided to begin the production of currency laminated in Castile, it was essential the import of German technicians and specific machinery for the starting mechanism of the issue of currency with these characteristics.
The production of coins by the hammering process requires a large amount of manpower for the tasks of printing of the stamps on the silver bars and the subsequent separation of the tokens by adjusting the weight of each of the currencies; but on the other hand it does not require the use of a sophisticated machine as the use of presses of any kind that necessarily had to be driven by the only energy sources available at the time: the wind or hydraulic. Given the randomness of the obtaining of the first, the only one capable of ensuring a steady supply of energy, was the second. That is why the first decisive factor for the positioning of a mint using the lamination procedure was its location on the banks of a river with sufficient fall and regular caudal, although it was not necessarily very abundant, and which crossed a city located in the central part of the Kingdom of Castile to facilitate the transport of raw materials and the subsequent distribution of produced coins.
These conditions were fulfilled by several Castilian cities such as: Valladolid, Toledo and Segovia. But known is the interest that Philip II always felt for the places, up and down, next to the Sierra de Guadarrama, in the North of the city of Madrid where had settled most of the central bodies of the monarchy, from 1561. Thus, the King had begun the installation of a convent residence in El Escorial, often hunted in the forests of Valsaín and had a summer residence in La Granja. That is why this is not strange for the king to set in the city of Segovia, next to these locations, headquarters of an important textile industry for the time and flanked by the Eresma River of which the slopes of Peñalara ensured enough flows throughout the year, and with a strong drop in the area that encircling it their recent walls there.
That is why Philip II ordered the construction in a period ranging from 1583 to 1586 for a new Mint in Segovia for the production of coins with the rolling procedure. This House worked with the one of the old Mint established in Segovia from medieval times which will be known thereafter as the Old House to distinguish it from the new one which soon gave in be called, Ingenio of Segovia, alluding to the type of work, largely through the introduction of machines (engines).
The two classic procedures at that time for the production of coins by stamping on laminate consisted of the use of the roller press and of the rocker press. In the first, the plates of metal, with the proper alloy, were introduced between two rollers, in each of which the design had been engraved several times that should be included in the front of the coin, and on the other the back of them, also repeatedly. The metal plate (regularly worked also by the lamination procedure) was sucked up by the simultaneous action of the two rollers, which revolved in opposite directions, moved by hydraulic force. In the second, the designs were engraved on a surface of some curvature ranging alternately in one direction and the other, in such a way that they would be stamped designs on the tokens, previously cut, were consecutively introduced in longitudinal series for the alternative action of the press.
The roller stamping presented the inconveniences that it was necessary to cut manually the tokens once produced the printing, it had to be made the engraving of the cylinder with the design of the coins oval shaped counting with the lateral expansion of the metal plates by pressure of pressing and it was necessary to replace a whole cylinder at the time that one of the engraved designs on it was deteriorating. The advantages derived from the exclusion of manual labour at the time of stamping of the plates.
On the contrary, stamping by balancing required the introduction of the tokens, previously normally identified by melting, under the action of the oscillating arm of the press, and its subsequent withdrawal. This procedure allowed the substitution of each one of the stamps located in the arm of the press as they were deteriorating, it avoided the subsequent manual separation of the tokens of the metal plate with a chisel blow and it provided a more accurate stamping and higher quality. On the contrary, its more relevant disadvantages are: the use of human labour for the placement and removal of the tokens with the frequency of accidents that involved, and the problem of the decentring of the designs on the minted coins by the difficulty of placing the tokens under the oscillating press with enough precision.
The coins produced in the Ingenio during the reigns of: Philip II, Philip III and Philip IV obey in everything, in its design, to the Royal Order of Philip II of the 23rd of November, 1566 with which is adopted the new design for the Castilian coins, with the imperial coat of arms on the back and the castles and lions in alternating quarters, on the front (seeing the change of sense of front and back for the cob currency) with the legend PHILIPPVS II D. G. on the back and HISPANIARVM REX on the front. The only exception to this design, is constituted by the coins of 1597 and 1598 of Philip II in which, as in the cob coins is introduced the legends PHILIPPVS D. G. OMNIVN on the back and HISPAN REGNORVM REX on the front, both bordered by a circumference.
The first impression of coins in the Ingenio took place on the 23rd of March, 1576, once installed in the new building located near the Parral monastery on the left bank of the Eresma River, the printing machinery, from Germany. It is often assumed that the basic reason to find a more careful printing, only possible in these times by the method of stamping, is the one of distinguishing special coins minted with silver from the Royal Heritage, which were reverted once produced, to cope payments derived from the consumption of goods and services of the own King's House.
The coin shown in the figure 122.1 is a 8 real coined in the Ingenio of Segovia in the name of Philip IV in 1651 with the Assayer Hipólito Santo Domingo, represented by the letter I. This date is the most abundant of all the 8 reales of the Ingenio carved during the reign of Philip IV and, perhaps, of all the monarchs of the House of Habsburg. As in much of the coins of this type of the Habsburg, there are numerous variations within this date, whose more representative copies are shown in this figure (mint mark with aqueduct in vertical and denomination in Roman (VIII) and in the next (aqueduct in horizontal and denomination in Arabic (8).
The coin has a fairly widespread wear as it is evidenced in the head and fur of the lions of the front (in this type of coins we will consider as front, the face which includes: date, castles and lions, and that is the side that is usually in sight to exhibit coins). However, its overall appearance is good, while retaining a slight patina so we will give it a F+ grade. The valuation in Yriarte, Calbetó, Cayón and Calicó is the lower of the of all the coins of the ingenuity, though slightly higher than the 1651 with the aqueduct in vertical. We, in accordance with the scale set out in the previous post, evaluate it to €700 in F+ which will also be its corresponding market price.
The coin photographed in the figure 122.2 also is a 8 real produced in the segovian Ingenio in the name of Philip IV in 1651 with the Assayer Hipólito Santo Domingo (I). This coin differs from the figure above that the aqueduct, as mint mark is arranged in horizontal, and the name is expressed in Arabic (8). This variant is something more current than the previous one, although normally reaches a similar price. In general, the variations as for the disposition of the elements of the mint mark does not construe a major change in the value of this kind of coin, although it supposes variations issued with different assayer acronym as it is the case of the figures 122.3 and 122.4.
The conservation of the coin is magnificent, while retaining much of the original brightness throughout all its surfaces. However, it can be seen a light wear in the heads of the lions on the front and the castles of the border and pearled shields can be seen centre of the scutellum of Portugal, on the front, which is why we assign the XF grade. The coin is very well focused on the front, while the back shows a true decentring till down that reveals the lines most foreign of the next currency in being stamped. The values of this variant Yriarte, Calbetó and CAYÓN are somewhat below than the variant with an aqueduct in vertical, what does not have any place in Calicó 2008. We evaluate it to more common pieces of the Ingenio, with €600 in F, which is responsible for value and a market price of €1,350 in XF.
The coin shown in the photography of the figure 122.3 is a 8 real issued by the Ingenio of Segovia in the name of Philip IV in 1659 with the Assayer Bernardo Pedrera, represented by the intertwined letters BR. This date is the one that presents a greater number of derived overprints from the engraving of the final or more frequently, of the last two digits of the date to take advantage of surplus stamps from previous years, in many cases from 1630 and 1632. In this case, it warns that under the third digit of the date (5) appears the bottom part of a 3 and other two previous digits can be distinguished clearly under the last (9): a 0 and above it a 2, prior to the recording of the 9. These over dates may be interesting to identify, but for being very common to the majority of them, they do not add any value to the coins.
The currency does not look too good, because of its evidenced use especially in the scarce hair showing the manes of lions of the front, so its degree will be F+. In addition, the coin shows a high decentering till the top in the front, and a slight defect of coinage in the bottom right of the front. This coin has a valuation for all authors, similar to the one of 1651 of the figure 122.1, and certainly less or much less than the figure 122.4 with the Assayer I. We assess it €700 in F+ which we fall to a price market of €600 depending on the strong decentering of the front and the crack of coinage marked.
The coin of the figure 122.4 is a 8 real of the Ingenio of Segovia coined in the name of Philip IV in 1659 with the Assayer Hipólito Santo Domingo (I) which had already acted for the production of coins of 1651. The currency is found practically without circular, appreciating all of its original brightness, which is an exception even in this type of coins that, in general, have had little circulation. However, if we observe in detail the shield of Portugal with the help of a magnifying glass, we can notice that there is a small wear in the inner circles of the interior of the shield of Portugal blazons, as well as the castles in the border of this shield. This is limited to AU the preservation of this coin that cannot be considered as MS (Mint State) or without circular.
The coin, as almost all of the 1659, has over-date but something simpler than the previous figure. Thus it is evident, especially clearly for the conservation of the coin, a 3 under 5 the third digit of the date and a 2 below the 9 of the fourth digit, showing that it was recorded in the year 1659 on reminder stamps of 1632. Cayón 1998 and Calicó value this coin far above the one of 1659 with the assayer BR (figure 122.3). We will not continue this line, assigning a value and a market price to this piece of €475, in the order of a quarter of the €2,000 which would be worth in AU if the defect of coinage which removed part of this coin token, did not exist.
The coin shown in the photograph that appears in the figure 122.5 is a 8 real coined in the Ingenio segovian in 1660 with the Assayer Bernardo Pedrera. This coin is one of the most common of this type of Philip IV but something less than the ones of 1651.
The present copy has a very beautiful original patina (quite rare in some coins that have usually been cleaned) with different shades of light grey to dark grey, which improves its appearance and highlights its relief. Both front and back have a true decentering although it does not touch the points grafila that frames the legend. The conservation of the coin is very high, although it does not reach AU, despite the high visibility of the interior elements of the shield of Portugal by seeing a light wear affecting, in particular, the interior lines of the lions of the imperial coat of arms of the front, so its grade is only XF+.
The coin has a valuation of 16,000 pesetas, 96,000 pesetas and 90,000 pesetas in F in the editions of: 1976, 1980 and 1998 of Cayón and of: 65,000 pesetas, 80,000 pesetas and €1,000 in VF, in the ones of: 1981, 1994 and 2008 of Calicó. Krause 2002 sets for this coin prices similar to those of the rest of the common coins of this type (Ingenio) with: $250 in G, $450 in VG, $900 in F and $1,500 in VF, which are quite consistent with the reality of the market, both Spanish and American. We value the coin for €1,500 that we reduce to a market price of €1,200 for the decentering of the front and the back that presents the currency.