Se celebraron elecciones y el resultado es complejo. Ninguna mayoría para gobernar y un escenario difícil que pone a prueba la estrategia y la táctica política de los líderes electos. Lo expresaba Emiliano García-Page el domingo 27 de diciembre, antes de entrar a la reunión de “barones” previa al Comité Federal de PSOE, convocado por Pedro Sanchez para decidir la política de pactos. “El objetivo del Comité es descifrar el mensaje codificado del 20-D”.
En mi opinión la ciudadanía españolaha enviado el siguiente mensaje a sus políticos: hagan Uds. un esfuerzo de entendimiento y cambien el Gobierno y su política de ajuste económico. Si tuviera que resumir en dos conceptos el mensaje estratégico dado por los ciudadanoscreo que son entendimiento y cambio. Algunos líderes políticos se han quedado con lo de entendimiento y han olvidado lo decambio. Como hay poca voluntad de entendimiento, todos han iniciado maniobras de táctica política para conseguir el poder. En el caso del PP para mantenerse en él. (Táctica política es el sistema especial que se emplea disimulada y hábilmente para conseguir un fin. En este caso,conseguir el poder).
La política tiene mucho de teatro y simulación. Estamos en el primer acto y los líderes actúan con disimulo y táctica política para no pillarse los dedos. Todos los partidos desean alcanzar el poder, y su deseo es tal que ninguno parece dispuesto a ceder. En expresión de PODEMOS,este es el momento de “asaltar los cielos”. Los humanos consideramos la falta de entendimiento como algo natural pero en política es algo bastante irracional. Los ciudadanos no lo entienden ni lo comprenden. Presos del tactismo, los grupos políticos han iniciado el periodo de los reproches y las líneas rojas. Intentan justificar las propias posiciones y culpar a los demás del desacuerdo a fin de que sean castigados por los electores si es que hubiera que repetir las elecciones.
Así el PP sólo está interesado en el entendimiento pero ignora el mandato ciudadano de cambio de Gobierno. Con visión partidista, acusa al PSOE de irresponsabilidad por no entenderse con él para formar Gobierno. Por su parte, PODEMOS no está interesado ni en el cambio ni en el entendimiento porque está convencido de que aún puede comerse más votantes del PSOE, y ha puesto desde el primer día “sus líneas rojas irrenunciables”. CIUDADANOS, ha asumido que ya no es un actor decisivo de cambio, y se ofrece para mediar entre PP y PSOE. Finalmente el PSOE está interesado tanto en el cambio como en el entendimiento pero sus dos almas debaten con quién entenderse: si con los “divinos” PODEMOS y CIUDADANOS, o con el “mundano” PP. El PSOE es un partido con dos almas en varios temas estratégicos: régimen político (monarquía o república), régimen económico (Estado o mercado), soberanía popular (única o por territorio). La soberanía única lo acerca a PP y CIUDADANOS, pero lo aleja de PODEMOS. La soberanía por territorio lo acerca a PODEMOS y lo aleja del PP y CIUDADANOS.Finalmente los grupos minoritarios se saben irrelevantes, por lo que están más predispuestos a abandonar la simulación y la táctica política y a practicar la estrategia (arte o maña para dirigir un asunto), pero los tics de la vieja política no les dejan.Ante este panorama, ¿qué se puede hacer?.
Se pueden y deben hacer cosas porque, tal y como atestigua la Historia humana, es la voluntad de los hombres la que dirige los destinos de otros hombres, y no los dioses ni las leyes de la naturaleza. Siguiendo este principio voy a exponer mis aportaciones al problema político existente, aportaciones que acepto someter al juicio y consenso de otros pensamientos en línea con la voluntad de entendimiento que predico. Asumo que convencer a los humanos de la necesidad de entendimiento y acuerdo no es nada fácil.
En primer lugar propongo abandonar la simulación y la táctica política, y pasar al segundo acto del teatro político, que es el acto de la estrategia. La estrategia es el arte para dirigir un asunto, y el asunto que toca dirigir en España es la formación de un Gobierno que actúe en interés y beneficio de todos los españoles. Todos los líderes políticos proclaman que les mueve la defensa del interés general de España y los españoles, pero en realidad son los estadistas quienes mejor conectan con ese interés general. Desgraciadamente los estadistas son hombres excepcionales que no desean el poder como un fin en si mismo sino como un medio para alcanzar otros fines. Son estrategas en el arte de dirigir y no expertos en el disimulo y el corto plazo. Por ejemplo Winston Churchill fue un político experimentado de larga trayectoria profesional (ingresó en el Parlamento inglés en 1900 de la mano del Partido Conservador) a quien la crisis de 1940 y la segunda guerra mundial dieron la oportunidad, a sus 66 años, de ejercer como estadista conformando y dirigiendo un Gobierno inglés de concentración nacional.
En segundo lugar propongo la constitución de un Gobierno de concentración nacional por un plazo determinado y con unos objetivos estratégicos concretos. Creo que la formación de un Gobierno de concentración nacional es la mejor manera de cumplir el mandato electoral de entendimiento y cambio. Un Gobierno de concentración nacional exige a los partidos generosidad para acordar un programa político en beneficio de los ciudadanos y coloca a todos los grupos políticos en igualdad de condiciones ante los electores. Nadie puede “escaquearse” culpando al otro del mal gobierno, pues todos están en él, y el acierto de uno es el acierto de todos. Así mismo el nivel de leal colaboración de cada partido con el Gobierno de concentración nacional es transparente para los ciudadanos, quienes podrán premiar o castigar con su voto el comportamiento político de cada cual tan pronto como el Gobierno de concentración haya alcanzado los objetivos para los que fue constituido y convoque nuevas elecciones.
En tercer lugar es imprescindible acordar la duración y el programa estratégico del Gobierno de concentración, como hicieron los ingleses en 1940. Pienso que los electores españoles de 2015 han mandatado a sus políticos gestionar dos objetivos estratégicos: la salida de la crisis y la reforma constitucional. Ambos objetivos están en los programas electorales de los partidos que se presentaron a las elecciones del 20-D, y sobrepasan las capacidades de un solo partido. Por una parte la crisis de 2008 condiciona la política económica de cada partido (recortes, servicios públicos, empleo, reforma fiscal, Unión Europea, etc.). Por otra la reforma constitucional es inseparable de la regeneración democrática (corrupción, privilegios políticos, puertas giratorias, ley electoral, derechos sociales, etc.). La situación política de 2015 es tan excepcional como la de Inglaterra en 1940, pues la crisis financiera de 2008 tiene efectos similares a una guerra mundial. Algunos analistas consideran incluso que vivimos tiempos de una tercera guerra mundial encubierta, y que las clases medias de los países del sur de Europa han quedado “arrasadas” como si de una guerra se tratara.
Si yo fuera líder de la oposición renunciaría a la formación de un gobierno progresista de cambio, y promovería directamente un gobierno de concentración nacional durante un año para terminar de salir de la crisis y llevar a cabo la reforma constitucional. Sin duda hay otras opciones, pero prefiero esta porque en ella ningún partido podrá eludir sus responsabilidades, todos deberán ceder posiciones para alcanzar el entendimiento necesario y se satisfará el mandato de cambio, regeneración democrática y entendimiento dado por los ciudadanos.
José Ángel Suárez González
Madrid, 25 de diciembre de 2015